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632 D. CA ST ILLO CABALLERO Intencionadamente hemos recogido estas frases tal como se en­ cuentran en algunos de sus relatos, registrados en nuestras cintas magnetofónicas, porque creemos que se halla aquí la más profunda y, a la vez, manifiesta intencionalidad religiosa del mito de la «Sibabió». Los barí pretenden aquí no sólo justificar la existencia de los demás grupos étnicos por ellos conocidos y fijar el sentido de sus caracterís­ ticas psicosomáticas, sino que tratan de fundar, también, vivencial- mente, su propia situación existencial deficitaria: número, espacio..., así como su relación actual de enemistad con aquéllos y su experiencia constante de la muerte: temas apremiantes que, dada su importancia en el propósito de nuestro estudio, examinaremos, luego, con deten­ ción. 1.4.5. De las cenizas de la viejecita salieron también otras gentes que ocupan un puesto importante en la mitología barí, bien para ex­ plicar ciertos acontecimientos sorprendentes de su vida secular, bien para interpretar, fundar y dar razón definitiva — religiosa— de proble­ mas profundos que afectan a todo su grupo, como las enfermedades, la muerte... Entre ellos, enumeran los Bámigdá, Akabó, Okachikbá, Ñankú, Nischkú, üaiba (habitantes del primer estamento del mundo, en «Ittá» (tierra); Taibabióyi, Sitbayí, Ninchú, Schumbrába, Karíma (que viven en «Báira Biaschá Barún»); Bachirugdú, Bagchíba, Biddarí, Didabá, Bikokdó (habitantes del «Barún Aschuá»). De algunos de estos personajes ya hemos hablado o lo haremos más adelante. Nos referimos, ahora, a los restantes. • Bámigdá. Proceden de las cenizas de la viejecita; concretamente de los palos de árboles flacos quemados por el papá del niño. Actual­ mente cumplen con el mandato de Sabaséba: viven en los troncos de los árboles, cerca de los barí, llevan guayuco como ellos, tienen chin­ chorros para dormir y se alimentan de diversas clases de mono de noche. Cuando los barí caminan por la selva, suelen tirarles flechas, por lo que Sabaséba mandó que no se juntasen con los Bámigdá. Los Biddarí se encargan de matarlos en ciertas ocasiones. • Sitbayí. También proceden de las cenizas de la viejecita. Ya hemos hablado de la caza de los guácharos y de lo impresionante de sus cuevas. Es natural que éstas produjesen asombro y miedo a los barí y que originase la creencia en seres mitológicos que las habi­ tasen. Son los Sitbayí. Sabaséba les mandó que habitasen estas miste

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