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626 D. CA ST ILLO CABALLERO deja transparentar, con cierta sorna y picardía, la ignorancia de Ko- kébadóu. De esta forma, la mitología barí trata de fundar el fenómeno natu­ ral de la reiteración anual de las dos estaciones existentes en su región tropical. Ocurre aún hoy entre ellos porque Kokébadóu sigue siendo fiel al precepto y misión que Sabaséba le señaló. 1.3.9. Terremotos ( " Ñankú” ) La tradición barí más cercana a nuestros informadores no recuerda, según nos indican, haber visto terremotos. Sin embargo, su mitología conserva la respuesta a estos fenómenos de la naturaleza que suponen una experiencia anterior, que entronca con la tradición más antigua. Los terremotos («Ñankú») son ruidos estrepitosos que producen los Basunchimba (muertos) cuando pelean, como más tarde veremos, en defensa de los barí contra los «Ñankú». Estos meten mucho ruido cuando luchan, pero, en realidad, son los Basunchimba los que hacen tambalear la tierra. Los «Ñankú» son personajes no pertenecientes al grupo barí. Vienen de Oriente, donde viven. Visten como los blancos: camisa, pantalón; tienen muchos corotos (chismes): cuchillos, hachas, collares, ollas, escopetas... Cuando los barí descansan tranquilitos en sus chinchorros por la noche, vienen aquéllos a robarles el espíritu («Bosobokú»), que es como un pescadillo: el alma de los barí. Cuando corren, hacen mucho ruido; por eso tiembla la tierra cuando ellos se acercan o huyen corriendo. Pero, según nos relata la tradición y que nuestros informadores más ancianos repiten insistentemente, son los Basunchimba los que, en su persecución, hacen tambalear la tierra. También en este mito vuelve a aparecer Sabaséba. E l fue quien pre­ cisó esta misión a los Basunchimba: defender a los barí contra los Ñankú. Desde entonces, cuando los barí escuchan y sienten tambalearse los cimientos de la tierra, es porque están luchando aquéllos. E l fenó­ meno de los terremotos queda, así, fundado y asentado en lo que ocurrió en los tiempos primitivos y continúa acaeciendo en la actualidad como en aquel entonces211. 211. Entre los corotos que los «Ñankú» llevan se distingue perfectamente una especie de catabre a los lados. Para la defensa de los barí contra ellos, se señala en su tradición a dos basunchimba especiales, llamados «Anbatakmó», que aguardan a Ñankú en un callejoncito de monte, angosto, donde los flechan.

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