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LOS BAR Í 621 1.3.3. La luna ("Chibáig” ) La luna ha tenido con frecuencia una influencia enorme en la expe­ riencia religiosa de los pueblos primitivos y ha sido considerada siem­ pre como un personaje con quien el hombre se relaciona en sus aven­ turas nocturnas. También la mitología barí ha acudido a ella para situarla con sentido dentro de su mundo cultural y vivencial. La luna, según los relatos mitológicos barí, es una mujer, llamada «Chibáig», perteneciente a los primeros barí — Saimadoyi— . A l principio, andaba siempre desnuda y caminaba por la noche. Era tremendamente fría. V ivía con dos hom­ bres que la seguían constantemente, pero sin poder cohabitar con ella, debido a su frigidez. Sabaséba notó cómo los barí sufrían no teniendo claridad por la noche, y, conociendo las características de esta mujer, le señaló una función comunitaria: iluminar por la noche, para suplir la luz del sol, paseándose por el cielo. Desde entonces, la luna habita sola, sin familia. Lleva collares y es lo que, a veces, enseña, cuando apreciamos en ella unas manchas o lunares. Cuando aparece todita entera, es debido a que, o se ha puesto su sombrero amplio, como el sol, o está fuera de regla, como mujer que es. Cuando aparece chiquita, es porque se pone el sombrero chiquito o está en regla. Hace el recorrido que Sabaséba le indicó: desde el atardecer, saliendo por donde sale el sol, hasta la mañanita, que se retira a descansar por donde se oculta el sol, dando su paseo por debajo de la tierra. Hay días que termina muy fatigada y, entonces, descansa profundamente. Es por lo que, a veces, los barí no la ven dando su paseo acostumbrado 208. 1.3.4. Las estrellas ("T o tub í” ) Sobre el origen de las estrellas la mitología barí ofrece distintas tradiciones. Según unos se originan así: Un día cayeron de un árbol las frutas llamadas «AragtoSbá» (frutas de la palmera coroso); de ellas nacieron las luciérnagas. Sabaséba las recogió y las fue colocando 208. Sobre la luna como origen de experiencias religiosas del más distinto orden, puede consultarse con mucha utilidad M . Eliade, Tratado de Historia de las Religiones I, Madrid 1974, 188-221. Más tarde analizaremos los mitos de ascensión tal como nos relatan los antiguos.

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