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61B D. CASTILLO CABALLERO Pero junto a las piñas amarillas, existían otras moradas. También, a veces, Sabaséba trataba de abrir éstas para alimentrse. Pero resultaba que, en tales casos, salían otras personas, con algunas características distintas a los barí. Eran los « Ichigbarí». También ellos surgían en familia. Pero algo distintos a los que salían de las piñas amarillas. Se ríen de otra forma a la de los otros barí y, al hablar, voltean la cabeza. También a éstos les señaló Sabaséba dónde debían habitar, su sitio geográfico dentro de la tierra ya ordenada y dándoles algunos consejos para comportarse en relación a los barí salidos de la piña ama­ rilla: «V iviréis en el monte, fabricaréis vuestros conucos en lo más alto de la copa de los árboles y no os juntaréis con los barí». Recibido este encargo, marcharon con la boca cerrada para no hablar y no oler a los barí. Desde entonces, los Ichigbarí viven en el monte, y sus conucos los hacen en la copa de los árboles, entre las nubes y la tierra llanita. De noche se acercan a los bohíos y acechan a los barí para inocularles el veneno que tienen, y producirles enfermedades, como personas surgidas de las piñas moradas que Sabaséba abría para comer. Los barí deben cuidarse de unirse a ellos. A sí lo indicó Sabaséba; lo que explica y funda, a la vez, por qué los barí nunca se han juntado ni les han tenido simpatía a estas personas que habitan en los montes y tienen sus conucos en lo más alto de los árboles... 203. Por último, dentro de este marco mitológico, la tradición barí sitúa a los «Taibabióyi». A l mismo tiempo que Sabaséba iba abriendo piñas amarillas, de donde salían los barí y piñas moradas, de las que salían los Ichigbarí, con cierta frecuencia encontraba otras piñas po­ dridas. De ellas salieron estas personas. También Sabaséba les indicó el lugar donde deberían v iv ir y la misión que deberían desempeñar. Los ríos y las lagunas serían su habitat. A llí viven, siempre metidos en el agua. Tienen también sus propios conucos donde cultivan yuca, plátanos, etc. Su casa comunal se encuentra en lo más profundo del agua. A llí descansan, cocinan y viven. Antes, llevaban guayuco, como los barí. Se pintan toditos de rojo. Su relación con los barí es nega­ tiva. Cuando los barí van a pescar o a bañarse, tratan de agarrarlos 203. Sobre los Ichigbarí existen distintas tradiciones que se aprecian en los distintos grupos de nuestros informadores. Por lo que respecta a su origen, hay una tradición, distinta a la expuesta, que los hace provenir de las cenizas de la viejecita («Sibabió»), Afirman esto, entre otros, Kairo. Consideramos es­ ta tradición menos fundada, proveniente, quizás, de la obsesión por no hacerles «barí» (en sentido estricto — del grupo étnico «barí»— ). Estos personajes mi­ tológicos viven durante la noche; durante el día, descansan.

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