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A l analizar las características psicosomáticas del pueblo barí, seña­ lábamos su gran espíritu de observación. Los barí son unos observa­ dores natos de sí mismos y de cuanto ocurre en su alrededor. Y es precisamente esta cualidad la que los ha llevado a preguntarse por el orden existente en el universo para tratar de «formalizarlo», buscán­ dole base firme y comprensión. Dentro de él pretenden situar con sentido a sí mismos y a todos los otros seres con los que puede relacionarse. Existen, por otra parte, ciertas irregularidades que también pretenden explicar en el contexto de su cosmovisión: en su sistema orgánico de comprensión del mundo, del hombre y de su historia... Naturalmente que este esquema de concepción barí del universo no se deja traslucir con facilidad en su explicación inmediata. Diríamos, más bien, que se trata de una concepción atemática del mundo y de cuanto conciben en él, que precisa ser traducida en expresión concep­ tual explícita. E l barí procura vivir, más que explicar dicha situación. De ahí que nos presente dificultades a la hora de intentar sistematizar su cosmo­ visión. Fueron preguntas y más preguntas las que nos fueron posibili­ tando el acercamiento a su mundo organizado, pero no según el estilo occidental, propio de nuestros Manuales de Ciencias de la Naturaleza, sino tal como van vertiéndolo desde distintas perspectivas en sus mitos. Así, por ejemplo, cuando les pedíamos una síntesis explicativa de su concepción del mundo y del hombre, les resultaba difícilmente com­ prensible nuestra pretensión. Sí, en cambio, cuando les rogábamos que iniciasen un relato sobre el sol, la luna, las montañas, los ríos... Su concepción de la estructura del universo es totalmente primitiva, cosmovitalista, participativa, surgida de la experiencia inmediata, y en­ globando en ella todos los elementos posibles: fenómenos naturales, personas, animales... Para todos ellos tienen una respuesta adecuada

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