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L O S B A R Í 5 3 9 río, ai conuco, a sitios particulares de caza, pesca, de contacto con otros bohíos e incluso con otras tierras... Las vistas que nos ofrecen las fotografías recogidas desde los he licópteros antes de su última pacificación nos manifiestan en el terri torio barí como un enjambre de caminítos que se abren constantemen te y se pierden, a la vez, en medio de aquél. Todos ellos partiendo de los distintos bohíos, como de su epicentro. Durante períodos de lluvia empleaban balsas construidas con palos o troncos de árboles, amarra dos con bejucos, para pasar el río o descender largos trechos a merced de la corriente. El uso de la canoa es muy posterior, según nos refieren nuestros informadores. Fue conocido por ellos cuando las Compañías petroleras las introdujeron en su territorio; de todo ello conservan un triste recuerdo, pues tuvieron que arremeter contra ellas con flechas por creerlas muy extrañas y del otro mundo... 3 . T r a d i c i o n e s El pueblo barí es eminentemente tradicional. Podríamos afirmar que toda su vida «es» tradición. Esta característica se hace presente en el mismo instante en que intentamos adentrarnos en el contenido de su pensamiento y de su actuación, sobre todo como comunidad. Pueblo preliterario, con una cultura ágrafa, su modo de entender el mundo, el hombre y su historia lo proyecta, como toda sociedad de tradición exclusivamente oral, por medio de relatos que se transmiten de unos a otros. Los barí son una etnia rica en tradiciones tribales que. consti tuyen el núcleo de su propia cultura y la forma mejor de su propia identificación como pueblo a través del tiempo. Ellos las cuentan como historias antiguas de su pueblo, las veneran y tratan de identificarse con ellas personal y comunitariamente. Los barí son conscientes de que cuando relatan sus historias conectan con tradiciones antiquísimas de sus Saimadoyi —sus antepasados primitivos— y con Sabasé'oa, su dios civilizador. Pero no todas las personas que componen el grupo comunal se hallaban capacitadas y se reconocían «oficialmente» por la comunidad como auténticos transmisores de sus tradiciones. No. Eran los «Sag’dóu», los ancianos, los que recibían este encargo oficial. Pero sin ser señalados por autoridad alguna del grupo. Surgían como dirigentes tradicionales natos, desde la base grupal. Ya Guillén escribía a este propósito: «...sólo hay entre ellos algunos a quienes prestan más aten
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