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538 D. C A S T IL L O C A B A L L E R O pequeños de lo ordinario con el fin de que se fueran ya entrenando para el futuro, en lo que debería constituir uno de sus trabajos funda­ mentales de mayores. Las flechas («Chí») también se fabricaban de distintas clases y ta­ maños. Nos indican cuáles eran sus flechas predilectas y su forma con­ creta, según sus distintas aplicaciones: — «Kokué»: de punta metálica, de hierro, para caza mayor (em­ pleada también en la guerra contra extraños). — «Sakbá»: de punta cónica de macana para animales de pluma. — «Karadoksá»: de punta aguda de macana, con pliegues en for­ ma de estrías dentadas, de menor a mayor apertura. — «Schúddá»: chuzos o arpones; varas largas de macana (unos tres metros) de punta agudísima, empleados para la pesca y constantemente afiladas durante ésta, con los machetes («Agda- bái»), para que no perdiese su finalidad. Hoy se utilizan ya, como hemos dicho, escopetas, machetes de hierro y cuchillos para determinada caza. 2 . 7 . Viajes y transportes Al hablar de las cualidades del pueblo barí, anotábamos cómo una de sus características más sobresalientes era la de ser un gran cami­ nante. Sin embargo, por lo que se refiere a los medios de comunicación y transporte, debemos reconocer que se hallaban en una cultura infra- desarrollada. Los barí recorrían grandes distancias; pero con medios totalmente primitivos. Creemos que esta falta de desarrollo en las vías de comunicación y modo de transporte se originaba por su situación económica. El sistema económico barí era muy primitivo, como ya hemos visto: la adquisición y distribución de los medios de subsis­ tencia se realizaban dentro de la unidad económica familiar. En sus esquemas económicos no fueron impelidos por la necesidad a intercam­ biar productos. Lo que no favoreció en nada la creatividad ni estimuló la construcción de medios de transporte especiales que respondiesen a esas nuevas exigencias. Los barí recorrían largas distancias por tierra. Eran expertos cono­ cedores de su selva. Pero siempre lo hacían a pie. Por senderos que, partiendo de la casa comunal, se entrecruzaban por la espesa selva, según las distintas funciones a los que se les destinaba: conducir al

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