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5 3 2 D . C A S T IL L O C A B A L L E R O El papá era el encargado de repartir la comida preparada por la mujer. Lo que justificaba la espera del resto de la familia hasta la vuelta de aquél139. La repartición se hacía observando un cierto orden que se cumplía con todo rigor. Caso de ser polígamos, daba, en primer lugar, a la mujer más anciana; después a la segunda, etc. Seguidamente a los hijos y, por último, se servía él 14°. Se hacían dos comidas principales: Una al atardecer y otra por la mañana antes de salir al trabajo. Durante el día solían comer algunos plátanos y «Loré», ají picante e «Ischiránki», tallos extraídos de una planta que, al mismo tiempo de ser picante, tenía propiedades analgé sicas y que se masticaba constantemente 141. Aunque los barí conocían otras bebidas, al menos los ingredientes alcohólicos de donde procedían, la única bebida que empleaban era el agua. Ya hemos visto cómo fue un detalle en el que se fijaron los conquistadores. Cultivaban, también, tabaco, aunque sólo lo empleaban como remedio curativo, y con ritos especiales, que luego veremos. esta característica de antropófagos procede de la confusión con los «yukos», de la que hablamos en la parte histórica de nuestro trabajo. E. de V a le n c ia afirma sobre los usos y costumbres de los «indios motilones»: «Estos indios, en otro tiempo, han sido antropófagos; su poca delicadeza en la comida, nos recuerda algo de sus costumbres carnívoras» (Historia de la Misión Guajira, Sierra Nevada y Motilones (Colombia), Valencia Í924, 236). El mismo Reichel- Dolmatoff, como ya hemos visto, no se libera de esta confusión, aplicando también al pueblo barí el carácter antropófago. Pero ya hemos analizado el origen de este malentendido histórico. Ya hemos indicado también cómo los barí actuales desprecian a los yukpa por ciertos alimentos que ingieren éstos: ratas, hormigas, etc. 139. La Hna. Lucila cuenta a este respecto anécdotas curiosas. Al princi pio no comprendía por qué algunos niños se desmayaban por la mañanita en la Escuela del Centro Misional; hasta que descubrió que aquéllos se encontra ban sin comer, porque sus papás no habían regresado de la caza desde el día anterior. Le aguardaban para comer todos juntitos. 140. Nos hemos encontrado con dos tradiciones distintas respecto al or den que se observaba en el reparto de la comida en familia. Según algunos de nuestros informadores de Bokshí, era la mujer más influyente la que repar tía la comida, sirviéndose ella la última. La que hemos recogido en el texto de nuestro trabajo corresponde a la información recogida en Saimadoyi. Creemos que ésta resulta más fidedigna y concuerda mejor con todo el contexto cultural barí. Por esta razón la hemos preferido a la de Bokshí, donde existían dudas serias en otros informadores del mismo grupo sobre si en realidad se efectuaba el reparto como manifestaban otros de sus compañeros. 141. Pudimos experimentar personalmente los efectos analgésicos que esta planta produce en las glándulas salivares. Existían diversas técnicas para ex traer las tripas de la totuma y secarla, para utilizarla como vasija de conser vación del agua.
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