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L O S B A R Í 5 2 5 mayor o también a la pesca. Y comienza propiamente la caza de guá charos. Se utilizan varias técnicas, según se haga desde fuera de la cueva o en su interior. El procedimiento para la primera es el siguiente: Hacia la caída de la tarde, cuando los guácharos salen a proporcionarse la comida, se colocan los barí en doble hilera ante la puerta de entrada. Se descubre un orificio de la misma de medio m2 para que los guácharos puedan salir. Estos, hambrientos, irrumpen por el orificio en gritos espe luznantes en busca de alimentos, después del ayuno que se han visto forzados a mantener, saliendo desesperadamente y sin concierto. Esta oportunidad se aprovecha para golpearlos con varas flexibles de unos cuatros metros, al mismo tiempo que los barí gritan también para desconcertarlos aún más. Los guácharos van así cayendo; siendo reco gidos al final de esta particular cacería que puede durar durante horas indefinidas, durante toda la noche, y se asan debidamente en fogones preparados con anterioridad. La segunda forma es de mayor riesgo y se efectúa dentro de la cueva. Puede realizarse durante el día o durante la noche, indistinta mente. También aquí se aprecia la división de funciones: los hombres son los encargados de efectuar la caza con palos idénticos a los utiliza dos en la anterior; mientras, las mujeres tienen por misión llevar las antorchas y mantenerlas durante todo el tiempo alumbrando (hoy día se emplean linternas; en épocas anteriores se utilizaba también petróleo, robado a las Compañías). Debido a la peligrosidad, se requie re esta vez máxima prudencia y despojo de vestimentas que pudieran entorpecer la buena marcha de la cacería. Hombres y mujeres penetran en el interior y se inicia la caza desde la zona más cercana a la puerta de entrada hasta la más interior y oscura. Los barí se ubican en hileras por todas las bifurcaciones de la cueva, intensifican sus gritos y con el mismo método anterior van golpeando a los guácharos que se les pre senten. Los enormes desniveles se van superando mediante maderos («Kaaddú»), colocados en situación vertical por los que tanto las mu jeres como los hombres suben y bajan mostrando su habilidad tradi cional en estos menesteres. Terminada la caza, que suele durar de tres a cinco días, las mujeres recogen en sus canastas el abundante botín y se levanta el campamento, emprendiendo todos viaje de regreso hacia el bohío.
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