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5 2 2 D . C A S T IL L O C A B A L L E R O Mientras para los yukpa la caza era una actividad secundaria, para los barí era algo de suma importancia. Además de ser esencial para su subsistencia —prácticamente era la única fuente de carne accesible a ellos—, se convertía en una especie de deporte al que se dedicaban con agrado y con espíritu de aventura. El barí era por naturaleza y afición un cazador apasionado. Aunque la caza era una tarea a la que se dedi- daban durante todo el año, lo hacían especialmente durante la tempo­ rada posterior a la siembra. Dentro de su sistema de división de tra­ bajo, la caza era considerada como función propia del hombre. Existía un encargado comunal de la misma, a quien llamaban «Duruscháisaibái», bajo cuya dirección se organizaban en todo lo que a ella correspondía: lugar, día, hora, forma... Una vez que se llegaba a un acuerdo sobre dichos detalles, salían en grupo, con sus arcos y el juego de flechas según el tipo de animales que se pretendía procurar. De ordinario, se iniciaba por la mañana, des­ pués de la primera comida, regresando al anochecer. La caza de ciertos animales, como la lapa («Sáagba»), cuya carne es muy estimada, reque­ ría hacerse por la noche 128. En cuanto a las piezas de caza perseguidas, Guillén nos presentaba ya un muestrario en 1772 que corresponde con exactitud a la actuali­ dad. Escribe: «Las carnes de que estos indios usan para su conserva­ ción son las del cerdo montés, araguato, marimonda, mono, oso salva­ je, danta, picure, guardatinaja y todas aves, a excepción del zamuro y otras que tienen mal o lor...»129. Para comparar los medios de subsistencia barí con los de sus vecinos los yukpa, puede verse R . R u d d le , El sistema de aulosubsistencia de los indios ■yukpa, en Moni. 6 (1977) 559-694. 128. Hoy la caza la realizan también con escopetas y, si es por la noche, utilizan linternas-focos. Antes, a la luz de la luna, que dirigía sus pasos por la selva; por lo que aprovechaban los días de luna llena. De todas formas, el barí tiene una excelente vista para moverse por la noche en la selva, como pu­ dimos comprobar en algunas ocasiones. Los barí no conocían antiguamente ani­ males domésticos, como perros... Antes de la última pacificación, los tenían debido al pillaje que hacían en las casas de los hacendados vecinos. Los yukpa, en cambio, los empleaban como autodefensa y, en sus mitos de ultratumba, ocupan un puesto privilegiado (cf. A . de V il l a m a ñ á n , Misión y antropología. El camino de los yukpa hacia la otra vida, en Ven.Mis. 31 (1969) 179. 129. S. J. G u illen , Diario..., 277. Nuestros informadores nos confirman también que aún hoy no comen zamuro negro «porque huele maluco». De todas 2 .1. L a c a z a

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