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5 2 0 D . C A S T IL L O C A B A L L E R O vida, sería cercenar ese atributo al que supedita cualquier cosa, y que su misma situación seminómada se lo propiciaba e imponía 125. La tierra con sus ríos es la fuente original de sus medios de sub­ sistencia. El sentido comunitario, tan fuertemente arraigado en su es­ tructura social, como hemos visto, vuelve a aparecer en el sistema eco­ nómico de subsistencia. La propiedad forma parte esencial de toda sociedad, si bien es diversamente interpretada en los distintos pueblos. En el sistema barí la tierra, como objeto de propiedad de mayor im­ portancia, es propiedad comunal, del grupo, accesible a todos y com­ partida en común. Los recursos son tenidos como bienes comunes. El mismo seminomadismo en que este pueblo ha vivido durante siglos, le imponía esta forma de propiedad comunalmente compartida, haciendo imposible, o prácticamente muy difícil, la propiedad privada del terreno en el que se movían. Cada grupo local se identificaba por el territorio en que vivía y compartía. La comunidad es propietaria de las zonas de producción. En consecuencia, no se daban diferencias sociales surgidas del sistema de propiedad privada. En los conucos no existían parcelas individuales, ni pertenecientes al Ñatubái (cacique) o familia. Eran todos cultivados por y en beneficio de la comunidad. Así nos lo confirman los ancianos, particularmente el viejo Ukshurí. A. de Alcácer resume de esta forma la diferenciación existente entre las distintas materias de diversa propiedad: «Hay unos bienes que son de propiedad y uso común: tal, por ejemplo, las parcelas que las siembran cuando necesitan para su sustento; los platanares y los co­ nucos de caña brava. Todos los del bohío pueden tomar de sus pro­ ductos de conformidad con sus necesidades y conveniencias. El bohío es igualmente de uso común: todos, por tanto, deberán contribuir a su construcción y mantenimiento, lo mismo que a su defensa en caso de peligro. Tienen también idéntico uso común los bosques y los ríos, así como las represas en ellos construidas. Hay otras cosas que son propiedad privada: el sitio reservado a cada familia dentro del bohío; el fogón, los chinchorros, las esteras, las canastas, las vasijas, las flechas aunque es el jefe de familia quien dispone de ellas; el telar, adminis- 125. En la situación actual de aculturación en la que se pretende vayan acercándose paulatinamente a nuevos sistemas económicos para responder a las nuevas exigencias, el barí se resiente aún de su tradición milenaria. Experi­ menta serias dificultades de acomodación al sistema de acumulación de bienes y de intercambio con la civilización.

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