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L O S B A R Í 5 1 7 de hacerse con ello por todos los medios posibles y les preparaban emboscadas, robándoles cuanto podían... 122. Tal como aparece en los relatos barí, los yukpa son siempre co­ bardes. Desde lejos, los barí sienten los «tuc, tuc, tuc» de su corazón, que tiene miedo cuando salen a pelear o cuando caminan por la selva cerquita del territorio barí, a quienes temen como a sus mayores ene­ migos. Aún más, cuando eran atacados por los barí, emprendían la fuga rápidamente, abandonando todo cuanto traían con ellos y les im­ pedía correr: flechas, comida y hasta los mismos niñitos. Los barí, en cambio, se mostraban valientes y se defendían siempre como podían...I25. 122. Como se deja entrever, no siempre los motivos de búsqueda de cul­ pabilidad de los yukpa por parte de los barí es correcta. Aun reconociendo cierta superioridad étnica en diversos aspectos de éstos sobre los yukpa, lo que aparece con evidencia, creemos que la tradición barí no siempre presenta el origen de estas luchas con objetividad. Existe una infraestructura intencio­ nal milenaria, que consideramos inconsciente, que proporciona a los relatos material cargado de ingenuidad maliciosa, desde donde se interpreta o se in­ ventan acontecimientos para ejemplarizar el presupuesto del que se intenta par­ tir. Creemos que es una infraestructura que se halla en la raíz de todos los mitos etiológicos. También la tradición yukpa pretende responder al porqué de sus luchas con las otras tribus vecinas. En nuestra información obtenida en el Centro Misional de Los Angeles del Tukuktt de indígenas yukpa se nota en todos ellos cierta infravaloración de su grupo en relación a los barí. Par­ ticularmente en el tema que nos ocupa. Sin embargo, aun reconociendo su cul­ pabilidad, proponen también su explicación en la que los barí son inculpados de esta situación, debido a su tradicional fiereza que tanto era temida por ellos. Sobre los mitos etiológicos yukpa por los que se intenta justificar su separa­ ción de los otros grupos vecinos distintos de su etnia, pueden consultarse J. W il b e r t , Yapa Folktales, Los Angeles 1974, 75 ss.; A . de V il l a m a ñ á n , Misión y Antropología. Origen del mundo y de los hombres y vida después de la muer­ te según la tradición de los yucpas del Aponcito, en Ven.Mis. 31 (1969) 266- 267. 298-299. En el análisis de la estructura significativa de estos relatos barí apreciamos una constante confusión de planos. En ellos se relatan algunos acontecimientos relativamente recientes que se van añadiendo a la tradición antigua, como si se tratase de hechos que justificasen y fundasen «desde los orígenes» situaciones actuales del grupo. Esta pérdida de referencias al tiempo determinado es tí­ pica en estos relatos y debe ser tenida en cuenta a la hora de interpretarlos con rigor crítico. Para el tema de contactos barí con blancos y yukpa, cf. A . de V il l a m a ñ á n , Recuerdos de antiguos contactos de los barí con otras gentes: Los españoles y los yucpas, en Ven.Mis. 32 (1970) 14-15. 123. De hecho, en Saimadoyi se encuentran familiares de niños(as) yukpa abandonados por sus papás y su grupo en dichas peleas, que fueron recogidos por los barí y educados por ellos. Testimonio vivo fue la mamá de Emiliano Ukshurí, abuelita de Pedro Kamachingái (cf. A. de V il l a m a ñ á n , Misión y an­ tropología. Recuerdos de antiguos contactos de los barí con otras gentes: Los españoles y los yucpas, en Ven.Mis. 32 (1970) 15). Prueba fehaciente de que el barí no es, en realidad, como la leyenda negra lo ha decantado. En dicha p.

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