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II SEMINARIO DE HISTORIA DE LA. 343 ocupaciones desde los que se filosofa. El historiador debe hacer, por lo mismo, una necesaria «epoché» para distanciarse de dichos intereses. Sólo así podrá juzgar con perspectiva de los mismos. Los SS. Padres tuvieron que acudir al concepto de sustancia, vigente en la filosofía de su tiempo, para interpretar la teología del Verbo, como Kant tuvo en cuenta la concepción de Newton y Leibniz en su interpretación del espacio. Hoy día, el interés se ha vuelto a la ontología y ve en este saber una meta que hay que alcanzar. Pero esta ontología, en vez de dirigirse a lo Transcendente, como en la metafísica clásica, mira más bien a la realidad que tiene «a mano» y trata de describirla. De aquí el aspecto deíctico, descriptivo, demostrativo y constructivo de la nueva ontología que en España tiene ya una resonancia muy clara y definida. Ello será expuesto en otro momento oportuno. La tan discutida cuestión de los caracteres de la filosofía española fue abordada por el prof. Luis Cencillo, de la universidad de Sala­ manca, desde el lenguaje filosófico utilizado por los españoles. Una silueta etográfica fue ofrecida al auditorio. Como rasgos más salientes de esta silueta señalamos los siguiente: a) La filosofía española se ha cultivado en un tono retórico-afectivo lejos de la frialdad propia del uso exclusivo de la razón, b) Ha utilizado un método sintético, de in­ tuiciones emocionales, y no el análisis que desentraña y secciona los contenidos, c) No toma en serio su propio discurso al presentar sus contenidos de un modo irónico, lo cual implica un doble discurso, diri­ gido al mismo que escribe y como respuesta a la circunstancia, sobre todo oficial, en la que hay que ejercer un influjo práctico y efectivo, d) Acusa siempre una nota voluntarista en cuenta se razona teniendo delante alguien a quien hay que convencer, e) Es una filosofía que se elabora desde supuestos y exigencias que no son filosóficas. Esta eto- grafía del prof. Cencillo suscito viva polémica. No obstante, sus intui­ ciones podrán ser utilizadas como punto de referencia en nuestras fu­ turas polémicas culturales. En un plano más general, el prof. Pablo García Castillo analizó el «tratado» plotiniano como género literario, para hacer ver los cuatro hilos de la contextura del mismo: exposición, demostración, persuasión y elevación. Es este un esquema modélico que ha venido repitiéndose en la historia del pensamiento. El prof. Pedro J. Chamizo Domínguez se detuvo en el análisis del «ensayo» como peculiar género literario. Fue subrayada la neta distinción entre el ensayo como tanteo y el en

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