PS_NyG_1980v027n002p0325_0339

332 BERNARDINO DE ARMELLADA Quizás hubiera sido este el momento de aludir con seriedad cien­ tífica a esa literatura que habla del más allá contando experiencias de pseudo-resucitados, y que trata de engañar con recursos ingeniosos una hambre humana que sólo se sacia en la verdad exigente del Evangelio. 3 . Un momento crítico en la praxis de la teología escatológica lo presenta el tratamiento pastoral del hombre fisiológicamente en trance de muerte. (Queda seguro que el planteamiento de la pastoral ordinaria respecto de la muerte ha de alcanzar a cualquier situación del hombre en base a su mortalidad). A. Tornos dio alguna luz sobre Teología y Pastoral de la muerte. El contenido de la fe respecto de la muerte está coloreado por claroscu­ ros de distinto origen —hecho natural, castigo del pecado, escándalo frente al Reino— que se reflejan tal vez en caricaturas surgidas de una mentalidad popular demasiado elemental... Detrás de todo ello está el dato fundamental de la fe: Dios es el Señor de la vida y de la muerte; este señorío se manifiesta y se realiza en Cristo; es a través del «ser en Cristo» como se vence a la muerte. La actitud pastoral del sacerdote no puede desligarse de su expe­ riencia de Iglesia. La muerte es un dato de vida cristiana con el que se ha de contar, no como ultimidad absoluta, sino como ultimidad tem­ poral de nuestra marcha común hacia Dios. En su horizonte campea la resurrección: una magnitud que ya se ha verificado en Cristo como cabeza de la humanidad. Pero también su muerte es ejemplar para el cristiano, por cuanto implica la obediencia y aceptación del plan de Dios. IV Una sección se podría titular como de «cuestiones teológicas actua­ les en el campo de la escatología». 1 . El tema del «estado intermedio» y la purificación ultraterrena, tratado por J. M. Mardones, adquiere en la teología actual un relieve que se ha hecho extremadamente crítico. El esquema tradicional de la situación de las almas desde la muerte a la resurrección del final de los tiempos sólo encaja dentro de unos presupuestos que habría que des- mitologizar de acuerdo con la cosmovisión y antropología modernas. La consecuencia más inmediata sería la destemporalización de la escatología. En pocas palabras: Dado que lo escatológico es una vida con Cristo, en la muerte de cada uno sucedería la resurrección y juicio del último

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz