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A VUE LTA S CON LA E SCA TO LOG IA CR ISTIAN A 331 destello de esperanza últimamente irreconocible. Garaudy se referirá nerviosamente a algo humano inaccesible a la muerte y que dé sentido a la vida, tal vez en un proyecto global que incluye a todos en una super-personalidad como punto de confluencia de las ilusiones humanas. Las soluciones no son demasiado entusiasmantes. Pero atestiguan la dimensión inconfundible de un problema que incide frontalmente en el sentido de la existencia individual y el significado total de la historia. En la dialéctica presente-futuro la sima de la muerte se resiste a todo discurso. No valen explicaciones supraindividuales, como el ser promesa o esperanza para otros. El hombre sería entonces una cosa más entre tantas irrelevantes; y la muerte, un hecho banal: no sólo la muerte del individuo, sino la muerte de la colectividad humana, la muerte de la especie —condenada ésta lo mismo que el individuo, si bien a más largo plazo. Las reflexiones humanas se debaten con aporías insalvables. La inmortalidad parece exigible por vía de razón y de sentimientos, pero la ciencia la da como imposible de hecho. ¿Cómo alimentar una sombra de esperanza? ¿En qué puede encontrar apoyo o sentido el anhelo de trascender? En el diálogo se subrayaría la estrechez de miras de un cientificismo que da apriorísticamente por cerrados multitud de accesos a la verdad. Piénsese en la poesía, la música, mitos que reflejan sub­ conscientes colectivos, la teología del deseo natural de lo sobrenatural... Un punto especialmente oscuro en las tanatologías contemporáneas es el sujeto beneficiario de la esperanza.La incongruencia de ciertas soluciones, aparentemente humanitarias, se revela en cuanto se las exa­ mina a fondo. P. e., el fervor con que algunos ideólogos rechazan la instrumentalización actual del hombre, no les impide afirmar la ins- trumentalización sucesiva en que se da por bueno el sacrificio brutal de generaciones en aras de una felicidad futurible y ajena. 2 . Los aspectos médicos de la muerte (A. Fernández Cruz, médico) corren desde la epistemología de la muerte biológica y humana hasta el problema de su transformación escatológica y energética (tratando de conjugarelípticamente —no en cursos paralelos— la teología y la ciencia). Tras la referencia a la frontera entre la vida y la muerte según la medicina científica actual, habló el citado doctor de los puntos de referencia del médico para poder testimoniar con rigor científico que un sujeto ha muerto.

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