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320 ENRIQUE RIVERA hemos señalado. Por ello, ni toda la buena voluntad de M. F. Sciacca hacia su amigo pudo lograr que le viera libre de este indudable escollo metafísico. Pese a ello, debemos observar que una cosa son las tesis formuladas por un pensador y otra el nexo de su sistema. Como tesis, al lado de la univocidad, Lavelle admite también la analogía, aunque en segundo plano, y con ella la distinción neta y firme entre Dios y la creatura. Con esto basta para librar a su ontología de un error sus­ tantivo. Si esto lo hace con plena coherencia lógica dentro de su sis­ tema, lo seguirán discutiendo y aclarando sus comentadores 63. 2.a Hemos advertido la estima y acercamiento de Lavelle a la me­ tafísica franciscana de la libertad. ¿No habrá aún mayor acercamiento en el tema de la univocidad del ente, defendida por Duns Escoto? Al principio de su obra, De l’être 64 observa que la resurrección de la uni­ vocidad del ser ha hecho patente que la querella medieval entre to­ mistas y escotistas no se ha apagado. Dada su actitud a favor de la univocidad, parece obvio pensar que buscara apoyo para sus razona­ mientos en Duns Escoto. Sin embargo, el estudio detenido del texto lavelliano elimina esta hipótesis. Baste observar contra tal influjo que Duns Escoto se mueve siempre en una metafísica de la primacía de la esencia, mientras que Lavelle se ha declarado a favor de una meta­ física de la existencia. Ante tan fundamental disparidad puede haber cierta consonancia de terminología entre ambos, pero no una ontología convergente. En este sentido, el estudio de Blas Ramírez, La univo­ cidad del ser en L. Lavelle a partir de Escoto 65 nos parece algo forza­ do. Hay más deseo de encontrar semejanzas que penetración en la trama mental de estas metafísicas. Con plena motivación histórica J. Ecole, uno de los que mejor han estudiado a L. Lavelle, puede afirmar que el parentesco entre Lavelle y Duns Escoto no pasa de la «formula­ ción verbal de la univocidad» 6é. 3 .a La interpretación mística que hace L. Lavelle de la espirituali­ dad franciscana ha sido juzgada como gravemente deficiente. La crí­ tica de J. Eymard d’Angers, publicada en la autorizada revista, Collecta- nea Franciscana 67, motiva el que no podamos silenciar este aspecto tan 63. Nos remitimos especialmente a la obra de J. E c o le , La métaphysique de l’être dans la philosophie de L. Lavelle, Louvain 1957. 64. De l’être, 14. 65. E n Franciscanum 8 (1966) 44-75. 66. La métaphysique, 62. 67. Callectanea Franciscana 22 (1952) 195.

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