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«D IO S PRESENTE EN SAN F R A N C IS C O »: 319 llega a ser fraternidad. Sólo en la fraternidad halla plenitud humana la unidad y la concordia, una de las metas de la ontología de Lavelle y una de las máximas vivencias del franciscanismo62. Dos actitudes, digamos para concluir de comentar estas reflexiones de Lavelle, parecen entreverse por los caminos de la santidad. En la primera Dios es el Gran Ausente, por el que el alma suspira y al que tiende como el peregrino por su patria. Grandes almas, a imitación de san Agustín y repitiendo su grito de anhelo: «Hicistenos, Señor, para ti...», han hecho de su vida una sublime aspiración hasta lograr saciar su hambre de Dios. Otros, por el contrario, se han sentido inundados por el Eterno Presente que se ha abajado a ellos para inun darlos de su luz y de su amor, y hacerles pregustar ya en la tierra el feliz y el definitivo encuentro. Para Lavelle san Francisco se halla en la segunda serie de estas almas extraordinarias. Su biografía íntima nos desvela, más que una búsqueda de Dios, el inefable encuentro con el Padre que está en los cielos. A este encuentro lo ha llamado Lavelle en lenguaje metafísico Presencia total. Al final de estos análisis el lector ya puede entrever la hondura de la visión lavelliana de la espiritualidad de san Francisco y la aportación que puede dar al conocimiento de la misma desde los conceptos básicos de su ontología. O b s e r v a c io n e s m a r g in a l e s Dadas las objeciones que ha suscitado tanto la ontología como la interpretación mística de L. Lavelle, con incidencia en estas reflexiones, no podemos dar fin a las mismas sin hacer algunas aclaraciones ulte riores sobre el pensamiento del filósofo. 1.a La acusación de panteísmo a la ontología de Lavelle ha sido reiterada. El motivo principal se funda en la tesis de la univocidad del ser, de primaria importancia en su sistema. La acusación adquiere más consistencia por cuanto a la tesis de la univocidad del ser hay que unir un deslizamiento frecuente entre dos conceptos que se reclaman pero que son netamente distintos. Nos referimos a los conceptos que en la metafísica clásica se formulan bajo la terminología de «ens in communi» y «ens subsistens». Los escolásticos, como Duns Escoto, que admiten la univocidad del ente, la creen propia del «ens in communi». En Lavelle esto no siempre aparece claro por el deslizamiento que 62. O . c., 62.
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