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314 ENRIQUE RIVERA sentencia: «A fin de exaltar lo humano, Francisco ha humanizado lo divino » 45. ¿De qué está hecha y en qué consiste, pregunta ahora Lavelle, esta alegría franciscana? Responde con penetrante mirada que ella implica una perfecta libertad de todo lo que retiene y encadena al hombre, sea el cuerpo, la fortuna, el amor propio o el éxito. Pero esta libertad es lo contrario de la rebeldía, puesto que ella es la aceptación de llamada divina, de tal suerte que viene a identificarse con la obediencia y el amor46. La alegría franciscana es además aceptación de todo lo que me ha sido dado: lo mío y lo de los otros. Y se manifiesta por una franqueza espontánea que siempre se dirige con rectitud hacia los fines legítimos que son los valores. De san Francisco, sin anotarlo, toma Lavelle uno de sus dichos más conocido, expresión de la franqueza que anidaba en aquella alma: «Cuanto el hombre es a los ojos de Dios, esto es y nada más»47. Respecto de los otros san Francisco pedía amarlos tal como son, con sus lacras y ruindades. De esta suerte, concluye Lavelle, la alegría perfecta pondera todos los sufrimientos de la humanidad, los soporta y los acepta. Pero siempre con intención de elevarlos y trans figurarlos 48. Finalmente, Lavelle percibe en los momentos más llenos de la alegría franciscana el signo patente de la presencia de Dios en el alma, inundada de gozo a pesar de las tribulaciones que puedan sobrevenirla. Es, finalmente, la alegría franciscana hospitalidad del corazón que no rehúsa nada de cuanto se le pida o se le proponga, en perenne dispo nibilidad para atender a los otros. En una palabra; es una confianza tal en la presencia divina, que sus potencias, aunque menguadas, se sienten una misma cosa con la potencia infinita del amor» 49. A esta plenitud de vida en la alegría invita dulcemente san Fran cisco a cuantos se acercan a él para apropiarse su mensaje, que sigue siendo hoy tan actual como en su tiempo. 45. Quatre saints, 75. 46. O. y /. c. 47. Avisos espirituales, n. 19, en San Francisco de Asís, M ad rid 1978, 82-83. 48.. Quatre saints, 76. 49. O. c., 77.
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