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2 3 4 A D O L F O G O N Z A L E Z M O N TE S del cambio efectuado. El contenido del cambio viene determinado por el corrimiento de perspectivas operado en los años que van desde el comienzo de la segunda mitad del siglo hasta ahora. Naturalmente, es preciso tener en cuenta que este corrimiento de perspectivas no se produce de forma sincrónica ni en todas las sociedades ni en los estratos o capas de una misma sociedad. Por lo general el cambio sociocultural siempre antecede al cambio religioso y al mismo cambio político. El que esto sea así explica hechos histórico-espirituales tan significativos como que las sociedades orientales hayan pasado y estén pasando, al igual que está sucediendo en el Tercer Mundo, colonizado prácticamen­ te hasta hace veinte años a nivel político, en tan bruscas convulsiones de plena Edad Media (o desde situaciones de prehistoria) a un esquema de sociedad moderno de corte occidental, cuyos patrones podemos en­ contrar reflejados en el modernísimo Japón de nuestros días, como proceso concluido, y en la China postmaoista como proceso inconcluso. Particularmente agudo es el caso de Africa, donde el paso de una so­ ciedad patriarcal y de estructura tribal a una sociedad moderna ha agudizado las contradicciones de las jóvenes repúblicas negras. Análisis aparte exigiría el caso de la América Ibérica, dado el cambio cultural operado con la conquista y la posterior dependencia socioeconómica de aquellas repúblicas. Todo esto sin olvidar que la superposición de progreso y retroceso a este respecto no es ni siquiera uniforme en ámbitos culturales en cierta medida homogéneos. Tal es el caso, refi­ riéndonos a Europa, de los totalitarismos de los años treinta y su posterior prolongación en algunos de los países europeos. Todo esto es preciso tenerlo bien en cuenta, si no queremos olvidar que la Iglesia ha visto configurar su estructura ética y jurídica (sin olvidar siempre su inevitable referencia intencional al Nuevo Testamen­ to) según los imperativos de las sociedades donde ha echado raíces hasta configurar ella, a su vez, dichas sociedades. Así planteado el pro­ blema, podemos señalar, de modo meramente indicativo, algunos corri­ mientos de perspectivas operados en la sociedad, que han desempeñado un importante papel en el cambio de la sensibilidad ética de nuestro tiempo. Entre otros señalemos: a) El desmoronamiento de una sociedad autoritaria tanto en su cúspide, en el Estado, como en su constitución básica, cual es la fa­ milia, jerárquicamente organizada y de cariz fuertemente piramidal. En esta sociedad, la autoridad legitimada por la religión como directamente procedente de Dios, se ha visto desideologizada y enfrentada a los mo

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