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E T IC A Y C R IS T IA N IS M O 2 4 7 Al referirme a la necesaria confrontación que ha de darse entre ética y cristianismo en toda moral católica, no siendo la ética sino la mediación de los principios evangélicos en la praxis social, he procu­ rado señalar el personalismo ético comunitario que emana de esta con­ frontación y que define la misma moral católica de la convivencia. Una tal confrontación en nada lesiona la racionalidad de la práctica social tendente a desarrollar la naturaleza comunitaria del hombre y no sólo a bloquear como quería Martin Lutero el alcance y los efectos del pecado. Más aún, el mismo ejercicio de la racionalidad aparece de este modo mensurado a su vez por la afirmación de lo humano que encon­ tramos en el mensaje evangélico; porque, como dice la Gaudium et spes del II Concilio Vaticano, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado, el cual quiso participar de la vida social humana sometiéndose al pathos propio de ésta21. Mehl dice, a este respecto, que la constitución conciliar renunció voluntariamente a utilizar argumentos de derecho natural, y que toda la antropología que el documento utiliza quiere ser rigurosamente escrituaria, con el ánimo de hacer posible el diálogo con la Reforma; pero Mehl no deja de reconocer que hoy la misma Reforma se encuentra dividida por lo que afecta al problema del derecho natural y de la teología natural, muy a pesar del mismo Carlos Barth, quien, como dice Bouillard, y Mehl lo reconoce, utiliza en ocasiones conceptos sociológicamente ema­ nados de las estructuras permanentes del hombre y no de la palabra de Dios. Y esto, a pesar de que Barth repudie «enérgicamente la noción de derecho natural», por parecerle que «se enraiza en la noción de revelación natural», tan combatida por el teólogo calvinista de la Dog­ mática Eclesial 22. Queda, pues, por resolver el rechazo tan drástico de la ética de fines de Tomás de Aquino; y este rechazo bien podría modificarse si se deja de considerar como tal la relación del natural y del sobrenatural desde el esquema dualista descrito por Troeltsch, que determinaría socialmente la ética política del catolicismo, peligrosamen­ te amenazada por la tentación teocrática. 21. Gaudium et spes, 22. 32. 22. R. M eh l, /. c., 69-71. Cf. H. B o u illa rd , Karl Barth. Parole de Dieu et existance humaine, París 1957. Sobre la posición de Carlos Barth ante el pro­ blema del derecho natural, véase el estudio de A. O suna, Derecho Natural y moral cristiana. Estudio sobre el pensamiento ético-jurídico de Karl Barth y otros autores reformados, Salamanca 1978.

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