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160 R IC A R D O M A R IM O N B A T L L O puesto para caída y resurgimiento de muchos en Israel...» (2, 34). Y finalmente fue María, y no José, quien le dijo al Niño Jesús: «Mira que tu padre y yo angustiados te andábamos buscando...» (2, 48). Todo ello concuerda perfectamente también con la concepción virginal. Realmente afirmar que el capítulo 2.° es de una primera mano y el capítulo 1.° de una segunda resulta difícil de entender. Más bien nos parece que el capítulo 2.° hace un cambio de «plano», pero no deja de suponer y enfocar desde él las sublimes realidades que nos ha reve lado el 1.°. En cuanto a las genealogías de Jesús, afirma Scheifler que «en las dos la pieza clave es José». No tenemos inconveniente en aceptarlo. Pero concluye entonces, como piensan los que no tienen en cuenta la mentalidad judía: «si éste no tiene parte en la génesis de Jesús, el fin de la genealogía falla... Pensar en una línea de sucesión davidica por la madre de Jesús, es un intento de solución tan antiguo como inútil...». No vamos a eludir ni a despreciar la dificultad. Sin embargo nos parece que no podemos plantearla en el contexto de una sociedad en que se mire el matrimonio como un puro contrato extrínseco y como una actividad biológica accidental, en la que los únicos que realmente adquirieran relaciones reales de familia fueran los hijos respecto a sus padres. A nuestro entender las «genealogías» de Jesús hunden sus raíces en lo más profundo del judaismo del Antiguo Testamento. Y para el judío el matrimonio, según la expresión de Gen 2, 24, producía una verdadera identificación carnal entre el marido y la mujer, muy supe rior a la de los mismos padres con los hijos: «el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son un mismo cuerpo». Que sean un mismo cuerpo no se dice de los padres y los hijos. Los hijos han de dejar a sus padres; los esposos no se han de dejar nunca. La esposa era «carne» del esposo. Por esta parte es que Jesús empa rentó con David. Esto es justamente lo que dice San Juan Crisòstomo, citado por Santo Tomás en la Catena Aurea 12: «Después de poner a todos los progenitores acabando en José, añade esposo de María, de mostrando que por ella entró él en la genealogía». Cierto, en el contexto de nuestras sociedades descristianizadas en que el matrimonio se mira como una unión accidental nos resulta 12. H om ilía 4 sobre San Mateo, 1, 16. S to . T omás en Catena Au rea in Quatuor Evangelia, i M athaeum , cap. 1, 7 , T aurini, M arietti 1953, 20.
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