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118 LEONARDO BOl'F 3.° Pobreza como un mal y una injusticia : pobreza aquí significa propiamente empobrecimiento; pobreza que es culpable porque es pro­ ducida por mecanismos de expropiación del valor del trabajo que ori­ gina el enriquecimiento de «pocos cada vez más ricos a costa de po­ bres cada vez más pobres» (n. 30). Esta pobreza es injusticia y pecado social porque es el resultado de relaciones sociales inicuas y opresoras. Ella constituye un desafío al propio Dios. La primera tarea del Me­ sías, en la mentalidad bíblica, era intervenir en favor de los pobres que sufren injusticia a fin de restablecer su derecho y hacer justicia al huérfano, a la viuda y al oprimido 7. Así lo entendió Jesús en su pro­ clamación programática en la sinagoga de Nazaret (Le 4, 17-21). Los pobres gozan del privilegio del Mesías y de Dios no porque tienen buenas disposiciones, sino por el puro hecho de ser pobres —como lo dice el documento de Puebla— : «sea cual fuere la situación moral o personal en que se encuentren» (n. 1142). Este es el sentido de las bienaventuranzas de los pobres, según Lucas (6, 20). El opuesto de esta pobreza-injusticia es la justicia. Por esto, optar preferencialmente por los pobres significa optar por la justicia social, comprometerse en la transformación de la sociedad, desde los pobres y con ellos, para crear no una sociedad rica — porque sería también injusta— sino para ayudar a gestar una sociedad justa y fraterna (nn. 1136, 1154). 4.“ Pobreza como modo de ser humilde-, equivale a humildad, sen­ cillez, desprendimiento, total disponibilidad, apertura sin restricciones para recibir y dar. Se llama también pobreza de espíritu, que consti­ tuye un modo de ser, propio del espíritu evangélico. Significa entender todo lo que somos y tenemos como entrega y servicio y superación de todo egoísmo. Este es el sentido de la bienaventuranza de los pobres de espíritu según la versión de Mateo (5, 3). El opuesto a esta po­ breza-humildad es el fariseísmo y la fanfarronería. Este modo de ser es imprescindible para la vivencia del evangelio y fue ya desarrollado en el Antiguo Testamento en la figura de los anawin (pobres y humil­ des de Jaweh). 5.° Pobreza como solidaridad con los pobres: la pobreza puede ser una de las expresiones del amor y de la solidaridad. Alguien que no es pobre, se hace pobre y solidario con los pobres para, junto con 7 . C f. J. D u p o n t , Les pauvres et la pauvrete dans les Evangiles el les Actes, en La Pauvrelé Evangelique, París 1971, 37-62.

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