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EL ERUTO MEJOR DE LA TEOLOGIA. 117 que ellos son los que esperan la justicia y tienen razón para pedir la instauración del Reino. Por esto, los pobres no constituyen un tema entre tantos otros del Evangelio, sino que pertenecen a la esencia mis ma del Evangelio, sin la cual se torna incomprensible. Cuando la Iglesia hace suya la opción de Jesús, entonces es infalible y puede estar segura de ser guiada por el Espíritu. Pobres: hay pocas palabras del vocabulario cristiano tan ambiguas como ésta. Por esta razón convendría definir su campo semántico y los significados que puede tener. 1.° Pobreza como carencia de medios: es el sentido más directo de pobreza como una deficiencia que debe ser atendida. Es sinónimo de carencia respecto de necesidades básicas no satisfechas, sea a nivel de bienes materiales sea en la participación social o política (n. 1135, nota 331). Semejante pobreza no es necesariamente culpable. Puede no tener culpa, ser inocente, en el sentido de que todo un grupo hu mano, debido al atraso tecnológico o a la deficiencia del medio am biente natural, conduce a esa carencia. Optar por los pobres, en esta acepción, implica el esfuerzo de crear condiciones de autonomía y de reproducción de la vida. El opuesto de esta pobreza es la riqueza como abundancia de medios de producción y de reproducción. Desde un punto de vista humanístico (y a fortiori cristiano), tanto la pobreza- carencia cuanto la riqueza-abundancia encierran en sí un riesgo de des humanización. Se puede matar a alguien por falta o por exceso de alimento. 2 ° Pobreza como virtud: es sinónimo de ascesis, que no significa desprecio de los bienes — lo que sería malo— , sino el uso moderado de ellos, liberando al espíritu y al cuerpo, sea de la miseria sea de la acumulación siempre esclavizantes. Toda creatividad, en cualquier cam po, supone la ascesis. El documento de Puebla hace el elogio de la pobreza-ascesis (n. 1148), predicada por el Evangelio y por todos los maestros del espíritu. El opuesto a este tipo de pobreza es la prodi galidad. Esta pobreza fue tradicionalmente buscada por los votos reli giosos y muy subrayada por la moral cristiana. Optar por los pobres, en este sentido, es optar por una vida sin lujo y contra la mentalidad consumista de nuestras sociedades moder nas (n. 1152).
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