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E L F llU T O M EJO R D E L A T E O L O G IA . 123 a llevar a cabo una autocrítica: hasta qué punto nosotros ya no somos hoy fieles al espíritu de san Francisco porque nos hemos instalado en grandes instituciones, cuyas finalidades no están ciertamente orientadas a los pobres y a la temática que interesa a los pobres, es decir, justicia, derechos humanos, dignidad, participación, liberación integral, etc. Puebla pide a toda la Iglesia — y esto vale primariamente para los franciscanos— : «Importante, sobre todo, es que revisemos, en comu­ nidad, nuestra comunión y participación con los pobres, los humildes, los pequeños... para hacer más efectiva la unidad con ellos en un mismo cuerpo y en un mismo espíritu. Esto pide de nosotros un des- pojamiento, según el Evangelio, de nuestros privilegios, modos de pen­ sar, ideologías, relacionamientos preferenciales y bienes materiales» (nn. 974.975). Finalmente, Puebla significa una invitación a la conversión al ca- risma fundacional de Francisco como forma de fidelidad, frente a los desafíos de nuestra sociedad, al lado de la Iglesia que, iluminada por el Espíritu, ha tenido la valentía de optar preferencialmente por los pobres. Si en otro tiempo el espíritu franciscano fue captado y cap­ turado por el proyecto de poder de la Iglesia feudal, hoy se impone que los franciscanos se dejen captar y capturar por el nuevo espíritu de la Iglesia l0. Hay, con todo, una gran diferencia: el proyecto actual de la Igle­ sia, de unir su destino al destino de los pobres, tiene un neto con­ tenido evangélico, lo que no se puede decir del viejo proyecto del poder. Esta adhesión a la Iglesia significa nada más y nada menos que una vuelta a lo más originario de la identidad franciscana. La Iglesia de hoy, en América latina, ha creado condiciones espirituales y pastora­ les más favorables que en otras épocas para que el espíritu franciscano pueda vivir su carisma de pobreza como solidaridad e identificación con los pobres. Este es el mejor servicio que podemos prestar a la Iglesia y al mundo. 4. Conclusión El rostro futuro de la Iglesia enriquecerá sus características y será más coherente en la medida en que un número mayor de cristianos 10. C. N o g a r a , Vida franciscana no Terceiro Mundo, en Nosso irmao Fran­ cisco de Assis, Petvópolis 1975, 178-183; P. A n a s a g a s t i , Liberación en san Fran­ cisco de Asís, Aránzazu 1976, 144. 176.

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