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UNA MORAL CERCA DEL EVANGELIO 93 P u n to d e p a r t id a : L a c o n v e r s ió n 13 El proyecto de Cristo irrumpe con una necesidad imperiosa de conversión (Me 1, 15). El hombre no puede prolongar por más tiempo sus modelos de vida, ya no sirven y, además, la situación objetivamente ha cambiado (Jn 8, 21; 15, 22). Este llamamiento a la conversión es un verdadero evangelio, una «buena noticia» para el hombre, con tal que se conciencie de su situa­ ción negativa y se apreste a recibir la salvación que le es ofrecida, por­ que «hemos probado que nos hallamos todos bajo el pecado» (Rom 3, 9). M o m e n t o s e n l a c o n v e r s ió n A) Ruptura La conversión como renuncia al pecado (hamartía) Conversión significa rechazo del pecado, no sólo en cuanto acto aislado y, sobre todo, en cuanto actitud global y programática para la vida. Rescatar el pecado de la dimensión anecdótica, circunstancial y cuantificable es la primera exigencia para una recta comprensión del mismo. En el Nuevo Testamento, especialmente en el Evangelio de Juan, resulta manifiesta la dialéctica entre pecado (actitud) - pecados (actos), pecado (potencia configurante) - pecados (concreciones históri­ cas). Jesús, participando de esta dialéctica, opta preferencialmente contra el pecado actitud-fuerza configurante: Jn 1, 29; 16, 8. La atomización moralizante de la vida — reflejada en una moral casuística— es el alto precio pagado, que de rechazo —o directamen­ te— ha contribuido a una interpretación reductiva del sacramento de la penitencia. La conversión como renuncia a la autosuficiencia (anomía) Si se quiere describir lo esencial de la conversión, hay que tener presentes las palabras de Jesús cuando insiste en la necesidad de cam­ bio: «hacerse como niños», renunciar a la autosalvación para recibir la gracia de la salvación (Ef 2, 5): la ley de Cristo. 13. B. H aring , La ley de Cristo , t. I, Barcelona 1968, 448-452.

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