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102 DOMINGO J. MONTERO Tal vocación llevará al hombre a una experiencia de encrucijada, de dilema, de crisis; le situará ante la urgencia de discernir para salir de las ambigüedades de la posibilidad. La verdad no sólo se cree, ha de crearse-, por eso el discernimiento es «la clave de toda la moral neotestamentaria» 26. Los escritos paulinos27 y joaneos2S, desde sus peculiaridades teo­ lógicas, conceden gran relevancia al discernimiento como posibilidad identificativa y salvífica. No se duda en calificar de infantilismo la ausencia del mismo (Heb 5, 11; 1 Cor 13, 11). Cuáles sean las metas del discernimiento cristiano las delinea Pa­ blo: «lo que es voluntad de Dios, lo bueno, agradable y perfecto» (Rom 12, 2), «el amor de Cristo» (Ef 3, 19); la autenticidad del kerygma (Gal 3-4), el tiempo y significado de la parusía (1 Tes 4, 13-5, 11; 2 Tes 2, 1-13), la funcionalidad de los carismas en la comunidad (Rom 14), las relaciones interhumanas (Rom 14-15), las propias opciones (Gal 6, 4); para concluir con una exhortación a colocarse en el discerni­ miento como situación perenne: «examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (1 Tes 5, 19). Esa capacidad de hacer luz en la vida, esa sensibilidad para acertar con lo mejor (Ef 1, 9-11) no es una conquista de la carne, sino un don del Espíritu y supone la conversión (Rom 12, 2). El cristiano discierne desde una nítida conciencia de pobreza (Mt 11, 25-27). Por eso desplaza de sí los criterios de verdad para, libe­ rado de egoísmo, recibir la inteligibilidad de su proyecto desde la voluntad salvadora de Dios manifestada en Cristo. La frecuente insistencia en la obediencia ha contribuido a difumi- nar, y prácticamente silenciar, la aportación fundamental de Jesús, la libertad 29. El Nuevo Testamento alude frecuentemente a la obediencia de Jesús, pero nunca referida a alguna autoridad humana o a preceptos emanados de ella sino a la voluntad del Padre. A la actitud de Jesús 26. O. C u l l m a n n , Cbrist et le temps, París 1947, 164. 27. Especialmente Rom 12, 2; 14, 18; 2 Cor 5,9; Ef 5. 10; Flp 4, 18; Col 3, 20; Tit 2, 9; Heb 12, 18; 13, 21. Pueden consultarse las obras de J. M. C a s t il l o , El discernimiento cristiano según san Pcblo, Granada 1975; G. T h e r r ie n , Le discernement dans les écrits patdiens, Paris 1973. 28. 11. S c iin a c k e n b u r g , Carlas de sen Jttan, Barcelona 1980, 132-140. 29. La palabra ypakoé (y derivados) nunca aparece usada por Jesús. Le 17, 6 no significa exigencia ética, además de ser añadidura redaceional a Me 11. 23. Mt 18, 17 aparece como una manifiesta elaboración de la primitivacomunidad. Le 10, 20 tampoco reviste connotaciones morales.

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