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68 ENRIQUE RIVERA Lo primero que trasparece de nuestro relato es la tendencia de aquel espíritu a lo hondo frente a lo superficial. Quien vive en la su­ perficie está siempre a merced de ese vaivén de la circunstancia que hace del hombre un mero resorte psíquico que actúa en función de la reacción estímulo-respuesta. Nada de esto se advierte en L. Coimbra. Al contrario; siente la comezón de esa inquietud inherente a nuestra condición humana. Esta inquietud no provenía en él de lo banal y transitorio de la hora, sino que surgía de las exigencias más íntimas de su ser. Quizá lo que mejor le defina es su capacidad de sentir con plenitud lo que ha pensado con madura reflexión. De él se podría decir que fue más sentidor que pensador. Esa capacidad de sentir su propio pensamiento hizo que viviera en perenne deseo de la verdad hasta que la halló plenamente. Otra nota de esta personalidad que vive lo que piensa es su ten­ dencia a la subida. No se repliega este espíritu sobre sí mismo en tor­ sión egoísta. Busca más bien abrirse al horizonte de la Trascendencia para en esa altura poder respirar en comunión con todos los seres que en la Trascendencia se dan la mano, viven en unidad y cohesión. Otra tercera nota nos habla de su sinceridad en esta subida a la Trascendencia. El pecado que el cardenal Newmann ha achacado como muy frecuente a la avilantez humana, el de pecar contra la verdad, nun­ ca lo cometió L. Coimbra. Su sinceridad le llevó a esponjarse ante la Verdad Eterna, para dejarse impregnar de la misma. Esta sinceridad es la clave mejor para explicar su definitiva inserción en la verdad ca­ tólica. Su sinceridad en la búsqueda recibió, al fin, el premio del ha­ llazgo. II. IDEARIO DE LEONARDO COIMBRA Se ha discutido entre sus intérpretes si el pensamiento de L. Coim­ bra es sistemático o asistemático. El profesor Angelo Alves opta por lo primero y hasta ha expuesto la evolución del pensamiento sistemá­ tico de L. Coimbra desde un idealismo creacionista a una metafísica cristiana 18. No podemos entrar de lleno en este tema tentador. Nuestro 18 . A . A l v e s , O sistema filosofico de Leonardo Coimbra. Idealismo Criacio- nista, Porto 1962. Esta obra es un meritorio intento de síntesis. Lamentamos, sin embargo, el que no haya dado más importancia al elemento platónico, en su as­ pecto positivo y negativo, tan presente en todo el pensamiento de L. Coimbra. Da

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