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84 ENRIQUE RIVERA Tres vertientes distinguíamos en la «mundividéncia» de L. Coimbra. La primera presenta la primacía de las ideas sobre las cosas según la perspectiva platónico-agustiniana. Esta perspectiva metafísica L. Coim bra la cree plenamente aceptada por san Francisco. No duda en afirmar que éste es «un Platón después de Cristo» 67. En este platonismo fran ciscano la naturaleza viene a ser «una primera expresión e imagen de la divinidad». L. Coimbra recuerda en este momento los grados de semejanza que el pensador franciscano san Buenaventura ha sistemati zado. Sin atenerse estrictamente al esquema de este doctor, distingue en las creaturas: vestigios, señales y nuncios de D ios68. La naturaleza entera se transforma, según L. Coimbra, en una simbólica para el alma de Francisco, cuando éste descubre, ebrio de alegría, que todas las cosas son vestigios de la Paternidad divina. Rodeado de estos vestigios el santo vive su perenne encuentro con Dios. La segunda perspectiva: «da Foz á Nascente», es vivida por Fran cisco en una Madrugada Original, en una Mañana del Día Primero, cuando la mente vuelve a percibirlo todo en su vinculación con la fuente originaria. En perenne fiesta primaveral contempla L. Coimbra a san Francisco. Ve como este santo percibe que el río de la vida ha vuelto a su manantial en la santa inversión que ha hecho de las cosas. Hasta la muerte ha dejado de ser término para Francisco. Se ha trans formado en el último peldaño del acercamiento al Principio originario. La actitud gimnástica, que adquiere aquí toda su significación en la visión cósmica de san Francisco, L. Coimbra la leyó comentada por el escritor inglés G. K. Chesterton en su vida de san Francisco69. Ya se expuso cómo L. Coimbra la incorporó a su «mundividéncia». Baste ahora subrayar el sentido de total dependencia que la creatura tiene del Creador en esta visión franciscana. «Jamás, comenta L. Coimbra, el pobrecillo de Asís dejará de ver los seres, las cosas y los mundos, sus pensos del infinito amor divino»70. Desde la vertiente del retorno san Francisco vive su vida mística en un perenne encuentro con Dios. 67. S. Francisco..., 145-146. 68. O. c., 147. 69. O. c.j 67. 70. O. c., 67. 127. 3. S an F r a n c isc o a l en cu en tro d e D io s
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