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72 ENRIQUE RIVERA al Portugal del futuro. En dicho momento, si el gran literato del Sau- dosismo fue Teixeira de Pascoais, su filósofo lo fue L. Coimbra. Una original « mundividéncia » queda implicada en este original vocablo "°. Interesa, por lo mismo, aclararlo para que se transparente ante nosotros el espíritu de L. Coimbra que vino a ser, ahora más que nunca, alta cima del alma portuguesa. Puestos ante el tiempo como distensión de la eternidad en pasado, presente y futuro, anotamos al instante que la «saudade» traduce un profundo sentimiento que anida de presente en los redaños de la con­ ciencia. Tres notas acompañan a este presente: la sensación de que al sujeto le falta algo, la de que éste se halla en soledad y la de que en esta soledad se mantiene compañía invisible con eso mismo que falta. Por la primera sensación la «saudade» se da la mano con la metafí­ sica tradicional que nos habla de que nuestro ser es pura contingencia, abocado a la «nada» por carecer de apoyo en sí mismo. A esta primera sensación sigue la conciencia de soledad, puesto que nadie puede sentir por otro el radicalismo de su dependencia. A este insondable senti­ miento de soledad hay que añadir el de aquello cuya ausencia se añora. Esta riqueza de contenido «saudoso» aumenta su caudal si adver­ timos cómo mira hacia el pasado la «saudade». Los portugueses hablan entonces de «lembranya», que traducimos por recuerdo. Lo peculiar de este recuerdo es que se halla envuelto por la grata atmósfera de una felicidad otrora vivida. Esta felicidad ha desaparecido de la conciencia para dejar en su hueco un recuerdo dulce, placentero, pero impregnado de tristeza por la falta de lo que gozó un día. Vuelta al futuro, la «saudade» es deseo, anhelo, querencia. Pero todavía es mucho más. Es esperanza segura de un nuevo hallazgo, es sabrosa alegría anticipada del reencuentro. El portugués pronuncia su palabra de despedida «saudade» con el desflorar de una sonrisa. Esa sonrisa cuasi-infantil, aunque brote en un rostro arrugado, es la decla­ ración expícita de que el ser amado vivirá en nuestro presente con la seguridad esperanzada del reencuentro31. L. Coimbra aplica este análisis no sólo al alma individual sino tam- 30. « Mudtvidcncia » es traducción al portugués cid vocablo alemán, hoy ya internacional, «Weltanschauung», que en español traducimos por «cosmovisión». En el texto se repite este termino por vinculación a la filosofía portuguesa actual. Véase el estudio cit. de M. Pinto de Rerreira Sousa, 203. 31. S. Francisco Assís, en Obras Completas IV, Porto 1964, 83.

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