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408 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA cuanto tal? ¿Qué nexo existe entre el bien moral y el derecho? ¿Es el bien moral algo meramente subjetivo o hay que mantener el punto de vista objetivo? La moral como autorrealización, la moral como res­ puesta a las propias emociones, la moral relativista, la moral existen- cialista, etc... Este elenco de preguntas y de direcciones morales pone ante los ojos la densa maraña que dificulta hoy día hallar las sendas rectas de la acción moral. El autor juzga que es necesario el camino ancho y claro de una ética fundada en la metafísica. Partiendo de lo qué es el hombre y cuál es la finalidad del mismo es como se puede llegar a precisar la distinción entre el bien y el mal y las exigencias de la ley natural. Creemos muy acertado al autor en esta necesidad de fundamentar la moral. Pero hubiéramos deseado un ulterior des­ arrollo de este tema. Como obra de orientación y de programa sinté­ tico la juzgamos valiosa y orientadora. 2. V. J. Bourke sigue en la línea del anterior al presentar la crisis de la ética actual desde la temática de la moral de situación. Esta moral la halla representada por tres teólogos protestantes. J. Fletcher se cree en seguimiento de Jesús, Agustín y Lutero, al sostener que no se da área alguna para el cristiano en la que la ley le imponga un deber. Casi con las mismas palabras J. Robinson sostiene idéntica postura al comentar con insistencia en sus obras la célebre y malentendida frase de San Agustín: « Ama et quod vis fac». El tercer teólogo pro­ testante de la moral de situación es el mártir de la violencia nazi, D. Bonhoeffer, al declarar que todo es permitido, v. g., matar al tirano, si ello se halla justificado por la peculiar situación en que uno vive. Frente a estas posturas que exageran unilateralmente puntos valiosos de la ética tradicional, el autor propone volver al criterio de la ética tradicional: la «recta ratio». Con Santo Tomás por guía y como tras- fondo la ética de Aristóteles resuelve la problemática de la moral ac­ tual, a la que juzga en crisis. Nos parece recto este procedimiento. Pero hubiéramos deseado una mejor utilización de otras valiosas aportaciones del pensamiento cristiano a los grandes problemas éticos. La gran es­ cuela de moralistas españoles es casi totalmente ignorada, no obstante su ingente aportación a problemas que hoy nos afectan intensamente, como la defensa de los derechos naturales. 3. En la anterior recensión se mostraba a D. Bonhoeffer dentro de la ética de situación. Esta orientación, discutible en muchos puntos e inaceptable en otros, no puede hacernos perder de vosta los valores

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