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402 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA del cual el m étodo p repara el sistema y el sistema fundam enta el método. Con la ingenuidad propia d e quien cree que es posible prescindir de la difícil fundam entación de los saberes, el au to r in ten ta situarse en un m om ento previo a la tom a de postu ras ante toda teoría ética con el in te n to de ab rir un paso «en el callejón sin salida» de la ética y superar el estancam iento de la misma junto con el conflicto reinante en las escuelas. P ara ello propone cuatro m étodos de dirección muy precisa y o tro de tipo más general, el com parativo. Contra lo que pide todo enunciado de este género, al exigir conocer los m iembros que se comparan, se abre este libro con el estudio del m étodo com parativo, p o r conceptuarlo más general. La postura filosófica del au to r queda p aten te cuando en el análisis de la prescriptividad como exigencia ética evoca la figura histórica de D . H um e, «ese arch idestructor de las cate gorías tradicionales». E sta frase trasp aren ta la dirección ideológica de toda la obra, que se atiene a un empirismo de hechos. A la in te rp re ta ción de los hechos morales van encam inados los cuatro m étodos p ar ticulares siguientes: el analítico, para precisar el significado de los té r m inos y de los conceptos; el descriptivo, que se preocupa de distingu ir y de clasificar los diversos estados éticos: cualidades, sentim ientos, situaciones y conexiones; el causal-explicativo, que busca la intercone xión funcional de los fenómelos morales; el evaluativo, que señala los criterios p ara establecer las normas y para saberlas aplicar. E l lector advierte que es este un estudio de no poca pretensión, aunque nos parece de exiguo resultado. Los grandes problem as éticos no pueden recibir con tales m étodos la aclaración que se desea. H asta se renuncia a ello, al menos de un modo implícito en v irtu d del mé todo adoptado. Con él tal vez se haya ganado precisión y rigor en algunos detalles, pero se h a perd ido el contenido más valioso de la ética. Sólo como preám bulo a un estudio sistemático de la m isma este m étodo puede servir de introducción como p un to de p artida para ha cernos sen tir los grandes problem as. 2 . No se eleva a una visión más honda del m étodo ético V. Brod. U tiliza la categoría del encuentro, hoy tan valorada por la filosofía dia- lógica. P ero no para servirse de ella, como de apoyo, para elevarse al análisis ontològico del deber ser. Se lim ita a la mera contatación de que el hom bre, en sus actuaciones morales, tiene por centro el con cepto metafisico de «Beziehung» («relación»), que in terp reta en sen tido pu ram en te fáctico. D e aqui b ro ta una moral, no del « tú debes»,
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