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376 DOMINGO MONTERO dependen de una realidad bio lógica... De todos modos, el problem a tiene una im portancia relativam ente grande: en su respuesta en tran en juego el sentido de la herm enéutica bíblica, la in terpretación de un magisterio eclesial prácticam ente uniform e du ran te dieciocho siglos, la valoración de los hechos d en tro de la h istoria salv ado ra... E n tra, en fin, la piedad de la Iglesia que ha visto en M aría a la «V irgen». P o r todo esto, aunque no sea prim ordial, el tema tiene su im po rtan cia» 14. «Cuando afirman los autores que el hecho de la concepción virginal no tiene una verdadera im portancia d en tro del cuadro general de las enseñanzas evangélicas, la están considerando casi siempre como una doctrina m añ an a, cual si se tratara exclusivamente de una afirmación sobre un hecho biológico. A hora b ie n ... no se tra ta de una doctrina m añ an a, sino ante todo de una afirmación cristológica... La concepción virginal queda situada en tre los dogmas centrales de la Iglesia, no porque nos diga cosa alguna acerca de M a ría ..., sino porqu e nos afir m a que el nacim iento de Jesucristo, el R edento r, es debido exclusiva m ente a la intervención directa de D ios» 15. H e aquí una m uestra de la diversa ubicación que la reciente teo logía concede al tem a de la concepción virginal: quienes afirman que en el caso de ten er que abandonar este venerable dogma no se perd e ría ningún valor cristológico, mariológico ni de ejemplaridad, y quienes sostienen que se daría una pérdida cualitativa a los tres niveles. Q u ie nes sitúan esta verdad en la p eriferia del credo, y quienes la reservan u n puesto central en la dogmática católica. L a c o n c e p c i ó n v i r g i n a l e n e l c o n t e x t o d e l d o g m a U na de las características del pensam iento teológico es la sistem ati zación, el descubrim iento de interconexiones que pongan de manifiesto la unidad y coherencia del dogma. La afirmación tradicional de la concepción virginal de Jesús aparece relacionada con o tro s datos mariológicos y cristológicos, algunos de los cuales parecen favorecer la aceptación de su historicidad, en tan to que otro s parecen cuestionar esa posibilidad po r su probable incoheren cia. E n tre las afirmaciones cristológico-mariológicas más «acordes» con 14. X . P i k a z a , o. c., 296. 15. J. M c H u g h , o. c ., 410.
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