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EN TORNO A UNA POLEMICA: ¿UNA NUEVA. 399 sideran la cuestión ya definitivam ente decantada en sentido positivo o negativo— han de contem plarse con recelo. E l debate ha de situarse en un clima de rigor científico y responsa­ bilidad pasto ral; sin m iedos n i osadías. Son muchos los problem as colaterales que surgen al rem over el de la concepción virginal, quizá por haberse asentado, indebidam ente, en un terreno que de p o r sí no ofrecía fundam entos p ara tales elabora­ ciones doctrinales; con todo, problem a no es una realidad negativa, sino la posibilidad de hallar soluciones. La lectura de los textos neotestam entarios y la enseñanza de la Iglesia no puede ser ignorada ni alterada, pero sí exam inada ab ierta­ m ente y sin apriorismos. ¿H a llegado el mom ento de prescindir de la com prensión biológica de este dogma como ya se ha prescindido, pacíficamente, de la com ­ prensión dogm ático-historicista de los prim eros relatos del Génesis? Quizá no sea la solución prescindir, pero es seguro que tampoco reside la fidelidad al dogma en la repetición m aterial de las formulaciones, en muchas ocasiones condicionadas po r factores b astan te circunstan­ ciales. La revelación de D ios es encarnación, y la necesidad de estar cada vez más seguros de que es la palabra del Señor la que escuchamos, y no la resonancia de nu estra p ropia voz, debe llevarnos a extrem ar nu estra atención y a afinar nuestros criterios de lectura. La desm itolo- gización, en este sentido, no es un vaciam iento de los textos bíblicos, haciendo tabla rasa de sus testim onios, sino un in ten to por dar palabra existencial-directa a unas expresiones — incluso objetivam ente correc­ tas— ya un tan to alejadas de la comprensión del hom bre actual. E l tem a está planteado con matices muy precisos; la urgencia de respuestas exegéticas y teológicas no puede dem orarse; al Magisterio se le impone una p ro fund a sensibilidad p ara acoger sin nerviosismos y discernir sin precipitaciones las múltiples lecturas del acontecim iento. Y de todos se espera una actitud positiva: la tarea es de construcción, no de ruina. P o r eso, tan in ú til es llevar a la calle disputas prem aturas p o r snobismo, como renunciar a la posibilidad de una más n ítid a y objetiva com prensión de un d ato de fe po r tem o r a d estru ir segu­ ridades em ocion ales90. Dom ingo M o n t e r o 90. Cf. Una bibliografía sobre el tema en la obra de J. McHugh, o . c ., 541-543.

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