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EN TORNO A UNA POLEMICA: ¿UNA NUEVA. 391 la proposición del ángel cae en el erro r de historizar el diálogo que no es o tra cosa que la objetivación de una experiencia inexpresable. Tampoco puede entenderse la reacción de M aría como fru to de una lectura espiritual de Is 7, 14 tal como sugiere A ud et, ni de la situa­ ción p resen te de la doncella, desposada pero no casada. Creo que puede retenerse como más verosím il la tercera hipótesis que ve en Le 1, 34 la afirmación del evangelista respecto de la virginidad de M aría, con­ tem plada desde el conocim iento que Le ha tenido de la vida concreta de la M adre. D e rechazo esta posibilidad libera al tex to de toda la problem á­ tica moral-casuista así como de una perspectiva axiológica de la casti­ dad-pureza imposible e impensable en aquel c o n te x to 71. Teológicamente esta perspectiva centra la opción po r la castidad, presentándola no como una opción previa sino subsiguiente a la u r­ gencia de entregarse al servicio del H ijo , a la causa del R e in o ... ¿Afirma Lucas la concepción virginal? Es indudable que no hace una lectura arb itraria del tex to quien descubre claram ente apuntado ese d ato en la redacción de Lucas; además la tonalidad de las expre­ siones apun ta en esa d irec ció n ...; pero de la m aterialidad de las ex­ presiones no se puede ex traer con precisión m atem ática tal afirmación. La generalidad de las expresiones, la ambigüedad de algunos vocablos a lo largo del AT dejan ab ierta la cuestión desde el p u n to de vista técnico-filológico. Con todo creo que se hace una lectura demasiado restringida exegéticamente excluyendo ese contenido del horizonte del tex to y de la intención del autor. b ) El silencio neotestamentario U na de las objeciones más frecuentes con tra la historicidad de la concepción virginal es la del silencio n eo testam entario al respecto, y el carácter tard ío de ese contenido en el kerygma p rim itiv o 72. H ay que decir inm ediatam ente que el argum ento «ex silentio» es de fácil recurso pero de difícil manejo. Puede usarse sólo de m anera conclusiva cuando se puede p ro b ar la om isión explícita e intencionada del objeto en cuestión; y eso es muy difícil. E n el mismo San P ablo tenemos una afirmación sobre la Eucaris­ tía, originada por una coyuntura de la com unidad de C orinto (1 Cor 71. A. D íez Macho, o . c ., 77-83, donde expone sucintamente y refuta la opinión de G. Vermes respecto de la comprensión del concepto «virgen». 72. J. McHugh, o . c ., 343-344.

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