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EN TORNO A UNA POLEMICA: ¿UNA NUEVA. 387 L a CONCEPCIÓN VIRG INAL EN LOS RELATOS DE LA INFANCIA Una vez enm arcado, sum ariam ente, la problem ática de estos capítu­ los vamos a centrar la atención en lo que viene siendo objeto d e nues­ tra reseña. En el artículo repetidam en te aludido de Fitzm yer se asegura la existencia de un tratam ien to diverso del tema en M ateo y Lucas. «M ateo no deja duda de que la concepción ya ha tenido lugar, sin intervención de José. E l estuvo a pun to de repudiarla porque estaba encinta. P ero es tranquilizado: lo que se ha concedido en ella es obra de D ios. M ateo nunca indica cómo tuvo lugar la concepción; no hay insinuación de relaciones d e ningún tipo, y no usa un lenguaje que pud iera sugerir una hierogam ia o teogam ia al modo de los m itos grie­ gos o egipcios sobre el nacim iento de los héroes. Cualquiera que sea lo que heredó M ateo en esta m ateria de una precedente tradición cris­ tiana, él lo ha presentado indudablem ente como concepción virginal, incluso con matices polém icos y apologéticos. P o r tan to , no hay duda de la afirmación m ateana de la concepción virginal como algo que ya ha tenido lugar. ¿H ace Lucas lo m ismo? Si lo hace, es menos claro, y aquí radica la d ificu ltad ... cuando este relato se lee en y por sí m ismo, sin las influencias del relato de M ateo, cada detalle puede ser en tend ido de un niño que va a nacer de M aría de una m anera norm al, un niño dotado de un especial favor de D ios, nacido con la in terv en ­ ción del esp íritu de D ios y destinado a ser reconocido como heredero del trono de D avid, y como Mesías e H ijo de D ios» 55. No es poco que un crítico reconozca ab iertam en te la posición ine­ quívoca de M ateo respecto de la concepción virginal; sin embargo, no deja de ser una aserción muy general que requiere mayor refuerzo argum ental. E x iste cierta coincidencia en señalar que la finalidad de M t 1, 18-25 no es otra qu e la de explicar lo afirmado en el ú ltim o eslabón de la genealogía de Jesús: «Jacob engendró a José, el esposo de M aría, de la que nació Jesús, llamado C risto» (1, 16); o que esta últim a aserción es una introducción al relato siguiente. Con todo, esa coincidencia desaparece al abo rdar el contenido de los versículos 18-19 respecto del tipo de relaciones existentes en tre M aría y José y de la reacción de éste ante la situación de su esposa. 55. J. A. F itzmyer , a. c., 565-567.

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