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356 MAXIMILIANO PARTOS MARTINEZ cada en las direcciones em pirista y racionalista. Ambos hub ieron de indagar las condiciones de posibilidad de la ciencia. La posición de K ant era ventajosa. M ientras que para la época de P latón la posibilidad de la ciencia era una razonable presunción, en la época de K ant dicha posibilidad se había convertido en actualidad. H abía en su tiem po algo que todo el mundo juzgaba inconmovible: los Philosophiae naturalis principa mathematica. P ero , ¿no era antinóm ico el títu lo mismo de la obra? N i el racionalismo ni el em pirismo ni la mera suma de los dos p od rían explicar las condiciones de posibilidad de aquel hecho consu mado: la existencia de una física m atem ática. P ara dar cum plida cuenta de esas condiciones de posibilidad se necesitaba que esos sistemas an ta gónicos quedaran superados en uno nuevo. Los hechos atóm icos de la ciencia son los juicios. H ay juicios ana líticos y juicios sintéticos; juicios a priori y juicios a posteriori. Los juicios analíticos son explicativos, los juicios sintéticos son extensivos. M ientras que los enunciados a posteriori expresan el registro de un hecho experim ental, en los enunciados a priori se expresa la conexión en tre un sujeto y un predicado que ha sido establecida con prioridad ( = p riorid ad de naturaleza) a la consulta de la experiencia. Todo juicio analítico es a priori. Todo juicio a posteriori es sintético. Mas no se cum plen las respectivas proposiciones recíprocas, ya que hay juicios a priori que no son analíticos y juicios sintéticos que no son a posteriori. H ay , pues, juicios sintéticos a priori. Así, el problem a de las condicio nes de posibilidad de la ciencia se ha concretizado en o tro equivalente: el de las condiciones de posibilidad de una síntesis a priori. Según la tesis m antenida por Reichenbach en su ob ra La filosofía Científica 2 tod a la indagación platónica y kan tiana dedicadas a escla recer las condiciones de posibilidad del conocim iento m atem ático se asientan en un falso supuesto: el de que el conocim iento m atem ático fuese un conocim iento sintético, inform ativo. Bien es verdad, reconoce Reichenbach, que en la época de la Crítica de la razón pura (y p o r su puesto menos aún en la época socràtico-platònica) no existía casi posi b ilidad alguna de pensar lo contrario. Fue la invención de las geo metrías no-euclidianas quien posibilitó la salida de ese engaño secular. Cuando varias geom etrías, igualm ente coherentes, em pezaron a dispu- 2. H. Reichenbach, The Rise of Scientific Philosophy, Berkeley y Los Angeles 1951 (La filosofía científica, México 1953). No entraremos aquí en una conside ración detallada de la filosofía kantiana de las matemáticas n¡ en el análisis crítico del programa logicista.
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