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CONCEPCION KANTIANA DEL HOMBRE 369 La D ialéctica trascendental es agnosticismo metafísico teórico. La D ialéctica trascendental es una filosofía de la razón sin objetos. P ero hay más. D en tro del sistema kan tiano la razón pura especulativa deja lo suprasensible com pletam ente «indeterm inado». Y , en cambio, es la razón práctica quien le proporciona la «determ inación». Claro que la determ inación de ésta solamente puede ser «práctica». Sea como sea, hay a todas luces un «prim ado» de la razón práctica sobre la razón pura especulativa. Si d en tro del sistema kantiano hemos de hablar de «H orizontes» y «O b jeto s» , nos vemos forzados a decir que las Ideas de la D ialéctica trascendental son los horizontes de la razón pura espe­ culativa, m ientras que los postulados de la segunda Crítica son los objetos (prácticos, claro está) de la razón práctica. E se prim ado de la razón práctica, encierra justam ente una: tergiversación agónica de los elementos del problema del hombre. E l prólogo a la segunda edición de la Crítica de la razón pura data de 1787. A ún había de trascu rrir un año para que saliera a la luz pública la Crítica de la razón práctica, p ero ya estaba publicada La Fundamentación de la Metafísica de las costumbres (1785 ). No dio tiempo a que sucediera con la Fundamenta­ ción lo que había ocurrido con los Prolegómenos : ten er que publicarlos después de la Crítica para que fuese entendida. Pues bien; en ese pró­ logo famoso nos encontramos con esa frase tan conocida: «tuv e que anular el "sa b e r” para reservar un sitio a la fe. T uve que cercenar a la razón especulativa su p retensión de conocim ientos trascendentales para poder adm itir siquiera la lib ertad , la inm ortalidad, D ios, para el uso práctico necesario de la razón». Desvelemos la situación agónica que se oculta en estas y o tras frases kantianas. E n el circuito funcional de la vivencia y en cada uno de los niveles de la vida, y muy especial­ m ente en el nivel superior en el que está anclado el problem a del hom ­ b re (en el nivel metafísico), es la tendencia quien tiene la prioridad. E lla es quien abre el circuito. P ero es a la razón, y no a la tendencia, a quien com pete cerrarlo. H ay, en el fondo de la vida, una dialéctica elemental: la dialéctica de «pregunta y respuesta», la tendencia es la que p regun ta y la razón quien responde. E ste es «de suyo» el ord en n atu ral. P ero d en tro del sistema kantiano es la razón pu ra especulativa la que «tiende» a las ideas como H orizon tes, y la razón práctica la que «descubre» los postulados como O bjetos. Es la razón pu ra espe­ culativa la que pregun ta y la razón práctica quien le responde. P ero el descubrir, determ inar y responder de la razón práctica no pueden ser más que prácticos, esto es: «eudemonológicos» y en resum idas 14

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