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CONCEPCION KANTIANA DEL HOMBRE 367 c) Dios E l hom bre tiende a la santidad pero a la vez busca la felicidad. E n esta vida es imposible la asociación de ambas. Surge la tendencia n atu ral a adm itir un Ser supremo capaz de enlazárnoslas en la etern i­ dad. Y , como se presupone que ninguna tendencia n atu ral es vana, se concluye eudemonológicamente la existencia del Ser supremo: D ios. Si ahora traem os aquí la crítica hecha al argum ento eudemonológi- co 15, concluiremos que, de la Critica de la razón práctica, únicam ente queda en pie lo que en ella hay de filosofía de la tendencia. E n resum idas cuentas, de la Crítica de la razón práctica nos que­ damos en lim pio con lo siguiente: qu e el hom bre K ant experim entaba en sí (como todo hom bre) los anhelos que en el párrafo V I I I del capí­ tu lo I, libro I I , pone en boca del hom bre honrado, quien, al experi­ m entarse obligado po r la ley moral pura, «bien puede decir: yo quiero que exista un D ios, quiero que mi existencia en este mundo sea tam ­ b ién, fuera del enlace natu ral, una existencia en un mundo racional p u ro ; quiero, finalmente, que m i duración sea infinita, persisto en ello y no me dejo arreb a tar esa fe» 16. P o stu ra que ya estaba preform ada en su obra Sueños de un visionario, explicados por los sueños de la metafísica. «Se pretend e ordinariam ente que se necesita una teoría de la espiri­ tu alidad del alma para convencerse de su existencia después de la m uerte, convicción necesaria p ara m otivar una vida v irtu o sa ... Parece más conform e con la naturaleza hum ana y la pureza de las costumbres el fundar la espera del mundo fu tu ro sobre los sentim ientos de un alma virtuosa, que basar su v irtu d en la esperanza de o tro m undo. Tal es la fe moral, cuya simplicidad puede descargarse de las sutilezas del razonam iento, y la única que conviene al hom bre en su estado actual, po r conducirle directam ente a su verdadero fin» 17. 15. Cf. nuestro trabajo El problema del hombre como introducción a la filosofía, Salamanca 1970, 5-7. 16. O. c., 133. He aquí el texto original: «...darf der Rechtschaffene wohl sagen: ich will, dass ein Gott, dass mein Dasein in diesser Welt auch ausser der Naturverknüpfung noch ein Dasein in einer reinen Verstandeswelt, endlich auch, dass meine Dauer endlos sei, ich beharre darauf und lasse mir diesen Glauben nicht nehmen», ...Cf. K ant , K. der pr. V., ed. cit., 164 [258], La nota a pie de página (en esta edición alemana 165 [259], es interesante para nuestra inter­ pretación. A nuestro entender puede verse en ella como Kant trata de zafarse de la argumentación eudemonológica en que creemos se halla envuelto. 17. Cf. L. R ey A ltuna , La inmortalidad del alma a la luz de los filosósofos, Madrid 1959, 349.

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