PS_NyG_1979v026n002p0299_0353

304 ANTONIO PINTOR-RAMOS El hecho de tratarse de una filosofía del pasado hace que el primer problema que presenta Husserl para el presente sea un problema his­ tórico. Zubiri tiene un modo propio y original de hacer historia de la filosofía, punto que desafortunadamente no se ha estudiado aún con la atención que merece5. Eso va a desarrollarse en un importantísimo conjunto de trabajos que, dejando aparte por el momento las más tar­ días Cinco lecciones de Filosofía, se publican entre 1933 y 1942 y serán recogidos sólo en parte en Naturaleza, Historia, Dios. Respecto a Hus­ serl, la postura de Zubiri es fundamentalmente invariable desde 1933 hasta 1979 en lo que toca a los puntos básicos de la exposición; lo que va madurando naturalmente es la crítica a Husserl que no es otra que el núcleo positivo esencial de su pensamiento propio y que, a mi entender, sólo queda suficientemente explicado en su teoría de la inteligencia. Habrá que mostrar que esto no significa pereza mental, sino la seguridad de poseer desde el comienzo los puntos básicos de la postura filosófica de Husserl. Algún historiador sospecharía en ello una importante laguna: en la época en que Zubiri conoció a Husserl, éste no había desarrollado aún su llamado «tercer período», es decir, el que gira en torno a Krisis y Erfahrung und Urteil, obras en las que podría sospecharse que quedan contestadas algunas de las objeciones de Zubiri. Pero el problema es más complicado y no sería fácil mantener que un historiador riguroso siga desconociendo esas obras de Husserl; por tanto, será más lógico suponer que si Zubiri sigue manteniendo lo esencial de su exposición y de sus críticas es porque no cree que, al revés que algunos críticos, éstas se encuentren esencialmente afecta­ das por aquella evolución última de Husserl. Planteado así el estado de la cuestión, dedicaremos este estudio a una especie de elenco del material concreto sobre el cual debemos estu­ diar luego la confrontación de Zubiri con Husserl. Esto es necesario porque, frente a la clara delimitación del material del primer momen­ to, ahora aparece un material mucho más amplio y disperso, mucho más complejo y desarrollado a lo largo de un período de tiempo que abarca casi medio siglo. trad. C. Thiebaut, Madrid 1978, sobre todo pp. 47-127 que, a mi entender, tienen muchos puntos oscuros. 5. El importante estudio de I. E lla c u r ia , La historicidad del hombre en X. Zubiri, en Estudios de Deusto 14 (1966) 245-286. 523-548, como su propio título indica, no se refiere directamente a este problema.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz