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350 ANTONIO PINTOR-RAMOS lidad de una reducción com pleta» 107. H u sserl no se dio cuenta — quizá no podía darse cuenta ya— de que había añadido tan ta agua al viejo cauce que los diques prim itivos eran incapaces de contener el nuevo caudal. E sto fue precisam ente lo que discípulos suyos más jóvenes, en tre ellos H eidegger y Z ub iri, captaron inm ediatam ente y lo en ten dieron como necesidad de un nuevo y radical replanteam iento de la problem ática filosófica. En resum en, pues, H u sserl sigue siendo centro de referencia en un doble sentido: como encarnación paradigmática del ejemplar fracaso de la aventura de la m odernidad y tam bién como exigencia de un nuevo com ienzo radical para el que incluso había aportado gran cantidad de recursos insuficientemente tematizados en su obra. 4 . C o n c l u s io n e s p r o v is io n a l e s E ste recorrido po r el m om ento de m aduración del pensam iento de Zubiri ha servido p ara esclarecer un poco el sentido de su reflexión filosófica y el nivel al que apunta. La reflexión filosófica de Z ub iri, como la de cualquier filósofo por lo demás, es ininteligible si no se encuadra d en tro de una nítida con ciencia epocal, que vagamente podría definirse como conciencia del fracaso del inm ediato pasado filosófico. E sta conciencia, sentida con fuerza en los albores del siglo xx y ya po r algunos filólosofos del x ix, pod ría denom inarse crisis de la m odernidad europea. E n este mo m ento aparece un filósofo que con un m étodo nuevo de análisis (el análisis intencional) p retende superara la antítesis ya estéril de Idea- lismo-Realismo en la que quedó aherrojada la mayor p a rte de la mo dernidad. Lo cierto es que H u sserl sugestiona de tal modo a muchos jóvenes valores que con él se inicia uno de los movim ientos más fuertes de la filosofía europea del siglo xx, movim iento que, con tra lo que dicen algunos, está lejos de haberse agotado aún. Uno de estos jóvenes de talento es Z ub iri; el m aestro alemán le arrastra con su ideal de una radicalización del program a filosófico, que busca evitar presupuestos no suficientemente tematizados. Sus riguro sos instrum en to s conceptuales son utilizados en un prim er m om ento po r Z ub iri con la pretensión de poder rep lan tear así el viejo y decisivo problem a de la verdad. E sta es, de modo esquem ático, la pauta de la lectu ra que de H usserl hace el joven Zubiri. 107. M . M erleau -P onty , Pbénoménnlogie de la perception, París, reimp. de 1969, V III.
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