PS_NyG_1979v026n002p0299_0353
3 4 8 ANTONIO PINTOR-RAMOS m entó an terio r se llamaba plano descriptivo (conciencia-objeto) median te el exigido paso a un nivel explicativo (yo-cosas) porque tal expli cación estaría necesariam ente confinada al m aterial apo rtado por la descripción. Se trata, po r el contrario, de p a rtir de la experiencia p ri maria de la realidad, desde la cual el objeto y la conciencia se presen tan ya como una conceptualización desde el m om ento en que la realidad p rim era no se reduce exclusivamente al sentido de un objeto para la conciencia. De aquí no se deduciría inm ediatam ente que el nivel del jui cio deje de ser tal problem a ni que carezca de im portancia, pero está lejos de ser el radical. E sto puede tener su im portancia histórica, además del relieve decisivo que p resenta para el pensam iento de Zu- b iri; la llamada «Fenomenología existencial» francesa ha hecho y está haciendo esfuerzos considerables po r ensanchar el mundo prim itivo de la conciencia husserliana con la incorporación de nuevos elementos — uno de ellos, pero no el único, el concepto freudiano de inconscien te— y esto hace que en muchos puntos el pensam iento de un Merleau- P o n ty , por ejemplo, parezca sim ilar al de Zubiri. N o ob stan te, me parece adv ertir una diferencia básica que podría resum irse así: aunque la Fenomenología existencial acepta y potencia una génesis trascenden tal de la conciencia, es el objeto dado a la conciencia el pun to de m ira decisivo para recoger la riqueza filosófica de lo real; en Zub iri, por el contrario, el pun to de m ira básico es esa realidad dada como «de suyo» a la impresión simple, de la cual derivan luego, en tre otras cosas, la conciencia y sus objetos-sentido. En térm inos quizá más cla ros: los fenomenólogos existenciales p arten del sentido dado a la con ciencia en cuyo horizonte aparece al final como lím ite el dato b ru to de la realidad; Zub iri quiere instalarse, en cambio, de modo inm e diato en ese d ato y, sobre ello, con stru ir su filosofía. P ero este simple enunciado corre riesgo inm ediato de ser mal en tendido y con ello deficientemente com prendida la empresa zubiriana. Podemos verlo más claram ente aplicando lo an terio r al proceso hus- serliano de la reducción. Lo que se deduce de lo an terio r — y esto vale tam bién en líneas generales para Heidegger— no es tan to la im posibilidad de la reducción, como se ha dicho, ni siquiera el dejarla fuera de com bate como ineficaz. Si la reducción — adoptando la term i 105. Una actitud que Husserl calificó sin paliativos como «totalmente no- natural» (E. H u sse rl , Erste Philosopbie II, «Hus», V III, 122). Justamente al comienzo de Was ist Meíaphysik? Heidegger recordaba intencionadamente una expresión de Hegel según la cual la filosofía, considerada desde el punto de vista de la «sana razón humana», era «el mundo al revés».
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz