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LA «MADURACION» DE ZUBIRI Y LA FENOMENOLOGIA 3 4 7 ciencia parcial de algunos síntom as sin captar del todo su alcance, ha aportado m ateriales valiosos para un nuevo com ienzo después de la crisis, pero luego los ha utilizado para un in te n to , quizá inevitable­ m ente anacrónico en su mismo rigor, de recomponer el espacio m ental ro to . Podemos clarificar esto mejor desde o tro pun to de vista: «Toda filosofía — escribe Zub iri— tiene a su base, como supuesto suyo, una cierta experiencia » (N H D , 153); tal experiencia es histórica en el sentido de que, además de un contenido concreto, aparece dependiendo de la situación del hom b re que la lleva a cabo y se proyecta en un determ inado horizonte que la lim ita 103. La experiencia del hom bre m oderno es distin ta de la del hom bre contem poráneo; H u sserl ha se­ guido m anteniendo teóricam ente una concepción de la experiencia filo­ sófica típica de la m odernidad: el sentido de la realidad aparece en el modo d e darse los objetos a la conciencia. P ero ahora resulta claro que esto es insuficientem ente radical porque el mismo nivel de la conciencia es ya derivado y depende de una secreta «tom a de energía» que está en algo previo que hay que desvelar; esto, po r paradójico que parezca, es precisam ente una consecuencia de la exigencia husser- liana de una ausencia de presupuestos 104. D esde tal nivel aparece claro que el «objeto» en tan to que dado a la conciencia es una u lterio r ela­ boración de la experiencia directa de la realidad. E llo significa que, si bien siguen existiendo razones válidas para no incluir a H usserl d en tro del Idealismo en sentido estricto (tam poco estaría incluido D es­ cartes), es b astan te difícil que se pueda evitar el colocarlo d en tro del «ideísmo». Las consecuencias que de aquí derivan son de gran alcance. El O bjetivism o an terio r se hace ahora insostenible y aparece como situa­ ción de trán sito que tiene que ser desbordada y lo será precisam ente en la dirección d e la realidad; pero esto hay que entenderlo bien porqu e se p resta a confusiones. Es im portantísim o no tar un cambio decisivo de perspectiva; no se trata ya de desbordar lo que en el mo- 103. Cf. NHD, 155-157. Este tema de la experiencia ha sido objeto de dos estudios, pensados conjuntamente, de M. Riaza, Una línea de experiencia que pasa por Kant, en Realitas-I, 399-436 y Sobre la experiencia en Zubiri, en Rea- litas-11, 245-312. 104. Al decir esto, no ignoro que Husserl ha sido un duro crítico del cienti­ ficismo moderno, ya desde las mismas Logische Untersuchungen y con más radi- calidad en Krisis. Pero no se le reprocha al cientificismo su ideal de rigor a partir de un punto de partida absoluto, sino precisamente haber echado a perder ese rigor al caer en un injustificado naturalismo, mucho mác refinado e insidioso que el presente en la «actitud natural» precientífica y prefilosófica.

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