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LA «MADURACION» DE ZUBIRI Y LA FENOMENOLOGIA 345 esta filosofía se propone un fin práctico que guíe la vida del hom bre: «D esde sus inicios la filosofía pretend ió ser una ciencia estricta ( ...) . E n ningún m om ento de su desarrollo pudo conseguir la filosofía el cum plim iento de esta exigencia de estricta cientificidad; tampoco en los tiempos modernos en los que, a pesar de la diversidad m últiple de direcciones filosóficas, h a cam inado con un paso esencialm ente uni form e desde el Renacim iento hasta hoy ( ...) . Los razonam ientos que siguen se basan en la consideración de que los intreses más altos de la cu ltu ra hum ana exigen el desarrollo de una filosofía rigurosam ente científica y, po r consiguiente, en nuestra época sólo está justificado un cambio si está animado por la intención de fundar radicalm ente la filosofía en el sentido de una ciencia estricta» 10°. Como explicitará H u sserl muchos años después ( Krisis ), la Fenomenología tiene la m i sión histórica de m antener vivo ese ideal capaz de liberar al hom bre de las fuerzas oscuras que lo acechan y conjurar los demonios fam i liares que constantem ente le tien tan imposibilitando su progreso racio nal. No se percata H u sserl de que el mismo ideal de cientificidad rigu rosa dado p o r evidente en el pun to de partid a cuestiona esa ausencia p resupuesto ( Voraussetzungslosigkeit) que reclama precisam ente ese exigido carácter científico. En realidad, no se percata de ello porque no podía percatarse, porque funciona en él como una creencia inm e d iata 101 actu ante a un nivel previo al de su conciencia como cientí fico. P ero esta aparente lim itación ofrece una pista im portantísim a porqu e esa creencia define muy bien una época de la hum anidad occidental: «D u ran te los siglos m odernos, a p a rtir del x v n , el hom b re vive tan persuadido de que la realidad le viene descubierta por la ciencia, que nada parece haberle hecho reparar en la existencia de esta persuasión básica. N unca cupo al hom bre moderno la menor duda de ello ( ...) . E l auge del ciencismo viene determ inado no tan to p o r un Racionalismo o una crítica positivista del conocim iento, como p o r esta convicción profunda de que en la ciencia se sirve al hom bre la única parcela de realidad que le es accesible con certeza» (N H D , 63). 100. E. H u sse rl, Die Pbilosopbie ais strenge Wissenscbaft, en Logos 1 (1910-11) 289, 293. Podría compararse esto con el programa que respecto a la filosofía («metafísica») presentaba Kant en los conocidos razonamientos del «Pró logo» para la 2.a ed. de la Kritik der reinen Vcrnunft. 101. Doy al término «creencia» el sentido orteguiano distinto a «idea»: las creencias «no son ideas que tenemos, sino ideas que somos»: J. O rtega y G asset, Ideas y creencias, OC, V, 380.
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