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3 4 4 ANTONIO PINTOR-RAMOS Sobre la esencia ; interesa más hacer un alto aquí p ara volver la vista sobre la concepción de la filosofía p resen tada por H u sserl desde la altura ahora conseguida. 3 . I n s u f i c ie n c ia s d e l p l a n t e a m ie n t o d e H u s s e r l La crítica de H u sserl que se sigue de la exposición de Zubiri que acabamos de esquem atizar no está del todo explícita en el grupo de escritos qu e estamos tratan d o ; la razón de ello es que falta aquí una exposición explícita de la idea husserliana de filosofía y, aunque tal exposición podría deducirse a p a rtir de algunos datos, lo cierto es que Z ub iri sólo la explicitará en su fase de madurez. N o obstante, los rasgos que aparecen m uestran suficientemente que Zubiri ha dado pasos esenciales en su com prensión de H u sserl, siendo quizá el funda- dam ental el que ahora ve con claridad que la Fenomenología es en H u sserl una filosofía con su propio peso y no sólo un conjunto de in strum en to s utilizables en otros contextos. H ay un p u n to , sin em ­ bargo, que merece atención. Cabría pregun tarse, en efecto, si la idea m isma de filosofía que preconiza H u sserl está movida po r ideales específicamente filosóficos, «autónom os», o si, por el con trario , propone realizar la filosofía con­ virtiéndola en im itadora o incluso en esclava de algún o tro tipo de saber; ya hemos visto que este era el hilo conductor de la dura crítica de Scheler y la menos explícita de H eidegger. A m i en tend er, este problem a es desglosable en dos problem as d istintos, aunque no del todo independientes. Veamos el prim ero y más claro. Cuando H u sserl diseña teóricam ente el proyecto de lo que debe ser la filosofía, habla de una «ciencia estricta», lo cual p ara cualquier lector no podía significar sino que la filosofía debe responder al ideal de rigor que, como modelo paradigm ático de cientificidad, ha encar­ nado la ciencia m oderna. A qu í hace sen tir su presencia de nuevo la formación matem ática de H usserl yla atracción que sobre él ejerce el modelo de exactitud propio del conocim iento matem ático. E n este sentido, como se ha dicho sutilm ente, H u sserl se opone en teoría a una filosofía entendida como Weltanschauung, porque esto afloja el exigible rigor científico de la filosofía, pero no parece darse cuenta de que esa cientificidad de la filosofía es de hecho «la ideología [W eltan s­ chauung] de una filosofía cien tífica»99. Como toda Weltanschauung, 99. R. Boehm, Husserl et l’idéalisme classique, 368.

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