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LA «MADURACION» DE ZUBIRI Y LA FENOMENOLOGIA 3 4 3 realidad? ¿Cómo es dada, entonces, la realidad de las cosas a la inteligencia hum ana? ¿Q u é notas definen ese carácter de realidad de las cosas? La respuesta a estas p reguntas exige una diferenciación precisa en tre «ser» y «realidad», una descripción metafísica de la se­ gunda, así como una teoría de la inteligencia que significa una revisión del problem a de la verdad y de la m isma an tro p o lo g ía97. E n las obras publicadas de Zub iri esto no está suficientemente explicitado hasta Sobre la esencia, aunque parece seguro que esta obra es el resultado de un largo proceso a través de una amplia nóm ina de cursos inéditos que van en tre 1945 y 1962 98. Ahora puede verse con claridad que Z ub iri no es un simple epígono de H eidegger, como se ha dicho a veces; recoge las exigencias críticas del filósofo alemán, pero inm e­ diatam en te se abre una discusión que le llevará a una po stu ra propia. N o es muy conocido d en tro del ám bito filosófico, a pesar de la gran im portancia del d ato , que H eidegger fue hasta el final de sus días uno de los filósofos cuya obra Z ub iri siguió con mayor atención y d e él recibió gran cantidad de problem as y sugerencias en todos los ám bitos, aunque luego las soluciones hayan tom ado o tro cam ino por parecerle insuficientes las de H eidegger; la diferencia básica podría sintetizarse así: H eidegger pide una «superación de la metafísica» en nom bre de un a «ontología» que, dejando de lado los entes, afronte el problem a del Ser; Z ub iri, en cambio, piensa que la ontología se mueve ya a un nivel lógico, derivado po r tan to ; hay que afron tar, no los entes, sino algo previo que es la «realidad» y a esto se deno­ m ina y debe denom inarse «m etafísica»; podría hablarse en el caso de Z ub iri de una «superación de la ontología» en nom bre de una «m eta­ física» aún por hacer. No es m i propósito aquí seguir detenidam ente la prolongada y su til discusión con H eidegger, m adura tam bién en 97. Sobre las relaciones entre Heidegger y Zubiri hay interesantes anotaciones en I. E llacuria , Introducción crítica..., 75-81. Sin embargo y a pesar de las alu­ siones en distintos lugares, falta, hasta donde sé, un estudio sistemático de este punto, estudio cuyo interés espero que hayan hecho vislumbrar las páginas an­ teriores. Voy a aludir sólo a dos ejemplos como ilustraciones: la «apertura» rea­ parece en Zubiri como característica de la persona (SE, 500-507); también aparece la categoría de «estar-en-el-mundo»; pero hay que evitar todo tipo de concordis- mos ingenuos porque el sentido es distinto a partir de la radical distinción entre «ser» y «realidad» (SE, 403-454). 98. El propio I. Ellacuria escribe refiriéndose a este momento de la obra zubiriana: «M e atrevería a decir que hasta cierto punto predominaba en su filo­ sofía más lo que pudiera llamarse análisis de los fenómenos que un riguroso análisis de la realidad misma»: o. c., 86 .

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