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3 4 0 ANTONIO PINTOR-RAMOS definitiva la prueba filológica— tampoco esto es tan decisivo porque se trata de nuevo de una Wiederholung — , es claro que la metáfora de la luz está sugerida como respuesta a un ámbito de la verdad que es previo y fundante del conocimiento lógico. Heidegger nos ha ayu dado también a entender por qué la aludida metáfora tiene dos caras complementarias que, si se olvida su contexto, la hacen ambigua91. Algún intérprete 92 ha intentado demostrar con gran acopio de do cumentación que la interpretación de la verdad que se deduce de la etimología de alétheia y la metáfora de la luz que sugiere están ya claramente expuestas en Meditaciones del Quijote de Ortega, por su puesto mucho antes de Heidegger. Esto último no nos importa aquí y nos basta con anotar que también Ortega apuntaba claramente a un nivel previo al de la verdad lógica93, sin que tengamos por qué examinar las posibles razones de ello y sus posibles diferencias con el planteamiento heideggeriano. Con todo, sin embargo, alguien podría sospechar que estoy convir tiendo a Zubiri en mero repetidor de Heidegger y, en tono menor, de Ortega. Sin que deba olvidarse que el temprano y fuerte impacto de Heidegger sobre el selecto grupo de filósofos madrileños se debe en su parte fundamental a que Zubiri actuó como «embajador» del filósofo alemán94, se trata en realidad de una cosa muy distinta. Intento mos trar que la crítica a Husserl que se deduce (realmente está poco explícita) de estos estudios supone por parte de Zubiri una perfecta aismilación de la decisiva crítica que le hizo Heidegger, con lo cual no se ha hecho otra cosa que explicitar las alusiones implícitas del propio Zubiri a su contexto filosófico. Parece, sin embargo, que en un parte de la Einführung in di Metaphysik, pp. 71 ss. y retornará en escritos poste riores; sobre el tema J. Beaufret, Dialogue avec Heidegger, I: P hilosophie grec- que, Paris 1973. No deja de ser significativo que en el escrito central para nuestro tema Zubiri en una nota (cf. FM, 41; NHD, 49) pida excusas por no justificar su esbozo de teoría de la realidad y sus alusiones a Heráclito y Parménides. No quiero insinuar con ello que Heidegger y Zubiri interpreten del mismo modo a los presocráticos; del último consta que varias veces se ha enfrentado con intensidad con el tema y es de suponer que ese fuese un buen test para ver las diferencias entre ambos; pero Zubiri no ha publicado nunca sus estudios en este punto. 91. También en Zubiri la segunda cara aparecerá con predominio absoluto en SE, 447-448 en el contexto de una cerrada discusión con Heidegger. 92. J. Marías, o. c., 463-485. 93. Para este tema, cf. A. Rodríguez Huescar, Perspectiva y verdad. El problema de la verdad en Ortega, Madrid 1966, 60-95 para el período a que se refiere J. Marías. 94. Cf. J. Gaos, Confesiones profesionales, México 1958, 40-42.
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