PS_NyG_1979v026n002p0299_0353

336 ANTONIO PINTOR-RAMOS algunos estudiosos que han encontrado en ese mismo planteamiento un diálogo crítico con Husserl, diálogo no explícito entonces y sin cuya restitución es poco menos que ininteligible gran parte de Sein und Zeit, aunque Heidegger tardará aún un cuarto de siglo en explicitarlo. Para no detenerme en los complejos meandros de este problema, he aquí un texto claro que data de su último curso oficial como docente en Friburgo: «Husserl siguió preso del supuesto según el cual de lo que se trata en filosofía es de la conciencia, y no vio esto como su supuesto. Este es el límite del hombre; no puede ver detrás de sí. Las 'cosas mismas’ eran, pues, para Husserl la conciencia. La cuestión para mí, en cambio, era: ¿es esto realmente el asunto de la filosofía? De esta pregunta surgió Sein und Zeit » 73. Si esto es así, podría decirse que el diálogo llega a su punto álgido en el momento en que Heidegger pretende dictaminar el «quién» (Wer) del Dasein 74. En todo caso, lo decisivo es el que el yo o la conciencia, lejos de ser el dato primario sobre el que se abre y gira la realidad, es una realidad fundada frente a la inmediatez de la apertura del «ser-en-el-mundo» y su «precom- prensión ontològica». La consecuencia de eso sería que Husserl cae irremisiblemente dentro de los filósofos afectados por la «destrucción fenomenològica de la ontologia», la proyectada segunda parte de Sein und Zeit 75, ciertamente nunca publicada como tal parte, pero cuyos resultados fundamentales hay que suponer que Heidegger poseía ya cuando escribió la parte publicada, pues ésta sería impensable si no se dispusiese de los datos negativos que precisamente se pretenden superar. Esto quiere decir que los planteamientos tradicionales del problema de la verdad (Realismo-Idealismo), antes que verdaderos o falsos, son insuficientemente radicales y hay que desfondarlos hacia el ámbito pri­ mario de su pre-comprensión. La posibilidad de la verdad lógica u ontològica hay que buscarla en esa esencial apertura del Dasein como 73. Texto aún inédito, tomado del protocolo de un seminario de 1951-52, que cita D. C huz V élez , o. c., 111-112, de quien tomo la referencia. Cf., asimis­ mo, M. Heidegger, Vier Seminare, Frankfurt 1977, 118 ss. Sobre el planteamiento del tema de la verdad en Husserl y en Heidegger es importante la densa mono­ grafía de E. Tugendhat, Der Wabrheitsbegriff bei Husserl und Heidegger, 2.“ ed., Berlin 1970. 74. Habría que leer entonces el oscuro § 25 de Sein und Zetit (114-117) como un diálogo «desde la primera a la última línea» con el concepto de con­ ciencia expuesto por Husserl en Ideen y al que no se alude explícitamente en todo el pasaje; así, de nuevo, D. C r u z Vélez, o. c., 158-187. 75. Cf. Sein und Zeit, § 8, 39.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz