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LA «M A DU R A C ION » DE ZU B IR I Y LA FENOMENOLOGIA 33 5 la confusión de las cosas españolas debida a la incultura y piensa que la misión de la cultura y del conocimiento («concepto») es precisamente arrojar luz sobre las cosas. La pregunta, entonces, se impone: si no hubiesen escrito Zubiri y Heidegger, ¿habría sospechado alguien que en el pasaje citado hay nada menos que una revolucionaria teoría de la verdad? De nuevo ha surgido el nombre de Heidegger y aquí está presumiblemente la clave del problema. Para no extendernos demasiado en un problema complejo y lleno de sutilezas, vamos a resumir no tanto el planteamiento de Heidegger, sino el nivel de problemas a que apunta. Se trata del difícil problema de la verdad que, al igual que otros investigadores, pienso que es inin teligible si no se comprende como un diálogo crítico con la doctrina de lo que Heidegger denomina «Metafísica de subjetividad» o, en nues tra terminología, con la segunda metáfora. El punto de partida está en una famosa proposición de Heidegger que, aunque comentada infi nidad de veces, no deja de ser la responsable directa, según el propio filósofo, de las incomprensiones de que fue objeto su filosofía: «La esencia del Dasein radica en su existencia»71. Es bien sabido que «existencia» tiene en Heidegger un sentido distinto del habitual, ya subrayado antes por Zubiri, y entre otras cosas supone que, antes que conciencia, el Dasein es esencialmente proyecto, lo cual exige que su ser se realice a través de su constitutiva apertura72 . Esta apertura lo pone en contacto directo e inmediato, es decir, antes de la mediación de la conciencia, con los restantes entes intramundanos; esto convierte al Dasein en un «ser-en-el-mundo» ( in-der-Welt-Sein) cuya estructura básica es el «cuidado» ( Sorge ), el tener que habérselas con las cosas y con los otros hombres en torno. Me parece acertada la postura de 71. «Das Wesen des Daseins liegt in seiner Existenz»: Seiti und Zeit, § 9, 42. Equivalente en su contexto a esta otra expresión: «D ie Substanz des Menschen ist die Existenz»: Ib., § 43-c, 212. El mejor comentario que conozco de estas y otras similares expresiones en la Brief iiber den "Humanismus” , cuyo papel cen tral en la producción heideggeriana es destacado por uno de sus mejores intérpretes: W . Riciiardson, Heidegger. Tbrough Phenomenology to Thougbt, 3.’ ed., The Hague 1974, 530. 72. «Das Dasein ist seine Erschlossenheit»: Sein und Zeit, § 28, 133. En este contexto habría que hablar del concepto de «horizonte», del que Zubiri hace abundante uso: SPF I, 62-66, 71-74; SPF II, 60, etc. Este concepto cierta mente existe en Husserl y el propio Zubiri lo recuerda (cf. SPF I, 63) en orden sobre todo al análisis de la percepción (cf. E. Husserl, Ideen I, §§ 27-28, 82-83, etc.; «Hus», III, 57-61, 199-203). No me detengo aquí en ello porque el con texto de Zubiri en los lugares citados en más bien el análisis heideggeriano del concepto de «mundo» en el cap. III de Sein und Zeit.
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