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LA «M ADU R AC ION » DE ZU B IRI Y LA FENOMENOLOGIA 3 0 1 actos de la carrera académica de Husserl y a los primeros de su bri­ llante sucesor Heidegger. Zubiri iba provisto de un buen conocimiento de la Fenomenología y, por tanto, no necesitaba en absoluto de aquella fase de preparación previa para los cursos de Flusserl que corrió algún tiempo a cargo de la siempre fiel E. Stein. En Freiburg Zubiri conoció, convivó y discutió, por así decirlo, con la plana mayor de la Fenomenología. Husserl, finalmente, parecía cerrar un largo y trabajoso itinerario, encauzado treinta años antes, del cual son testimonio fehaciente no sólo las obras publicadas, que en conjunto son más bien pocas, sino una rigurosa y continuada sucesión de cursos, que ahora vamos conociendo poco a poco. Consta que Zu­ biri llegó a una notable intimidad intelectual con Husserl, asistió a numerosas conferencias del prestigioso maestro emérito y se hizo una idea cabal de cuál era el camino exacto en el que Husserl orientaba su penosa labor. Pero en Freiburg se agitaban más cosas. Desde la publicación en 1913 de Ideen I, a pesar de las ambigüedades de una obra que era sólo la primera parte de un proyecto que debía comprender otros dos tomos fundamentales, muchos de los allegados a los círculos fenome- nológicos y colaboradores del Jabrbuch no ocultaron sus radicales dis­ crepancias con Husserl. Scheler, que moría prematuramente el mismo año de 1928, en sus últimos años se había alejado claramente de la Fenomenología. N. Hartmann, procedente del Neokantismo de Mar­ burg, se había enfrascado en una polémica radicalmente anti-idealista, que también tocaba a Husserl. Las disputas e incomprensiones entre Husserl y Heidegger a raíz de Seind nnd Zeit, las correcciones por parte del segundo al artículo Phenomenology que Husserl preparaba para la Encyclopaedia Britannica, la redacción por parte de Husserl en 1930 de un Nachwort a Ideen I aprovechando la traducción inglesa de la obra, no sólo eran la comidilla cotidiana, sino que demostraban cuan­ do menos para el peor entendedor que allí pugnaban dos direcciones o dos modos de entender la Fenomenología difícilmente conciliables. Frente a Husserl, cada vez más solitario y aislado, Heidegger, que era un brillantísimo profesor, concitaba en torno a él un prometedor grupo de discípulos que intuían en su obra una ruptura con el discurso filo­ sófico del pasado y la aurora de una nueva edad para la filosofía2. En 2. Así lo recordaba un testigo de excepción como Gadamer en su bello estudio Heidegger und die Spracbe der Metaphysik, recogido ahora en H.-G. Gadam er, Kleine Scbriflen, III: Idee und Sprache, Tübingen 1972, 212-220.

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