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LA «M A DU R A C ION » DE ZU B IR I Y LA FENOMENOLOGIA 317 Es de suponer que, dentro de ese proyecto que hemos titulado con el propio Zubiri Sobre el problema de la filosofía, la parte dedicada a la Fenomenología comprendería probablemente la última en el tiempo de las ideas de filosofía a examinar por el autor. Pero en el primer trabajo de esta serie nos encontramos con esta chocante afirmación: «La situación en que se encuentra Hegel en la historia de la filosofía es (...) la situación determinada por el hecho de que la idea misma de filosofía alcanza en él su plena madurez» 26, idea que responde a un texto muy conocido de Zubiri y no siempre bien entendido ni leído en su adecuado contexto: «La madurez intelectual de Europa es He gel» ZI. A simple vista, esto parecería decir que la idea de filosofía de los fenomenólogos o no tiene relieve destacable, o es la de meros epí gonos de Hegel, cosa realmente sorprendente en filósofos que, en gran parte, se definen como rabiosamente antihegelianos. Hay que examinar más despacio lo que Zubiri quiere decir porque me parece que en esas expresiones se encuentra la clave oculta de suconcepción de lo que significaba históricamente la Fenomenología. Para Zubiri, toda la filosofía europea puede dividirse en dos épo cas, división que está fundada en algo absolutamente radical: «En lo que va de historia europea ha despertado el hombre a la filosofía por dos modos radicalmente distintos de extrañeza, de thaumázein, y ha entendido de dos modos diferentes la totalidad y el ser de las cosas. No se distinguen ambas épocas en las cosas que manejan, sino que las cosas mismas son distintas para el griego y el europeo de nuestra era» (SPF, II, 83). La primera actitud es la del hombre helénico: «El griego se siente extraño al mundo por la variabilidad de éste (...). Para el griega era cuestión el ser de las cosas precisamente por la dificultad de que si son, dejen de ser, se muevan» (SPF II, 90). La pregunta espe cífica de la filosofía griega se resume en la famosa cuestión de Aris tóteles: ¿qué es el ser? (tí to ón ) (cf. SPF I, 76-77). La segunda época señala la irrupción dentro del horizonte cultural del helenismo de otra perspectiva de origen diverso: el horizonte judeo-cristiano de la creación. Para el hombre de la edad cristiana el problema clave no es la variabilidad del mundo, sino su nihilidad ; para este hombre, «ser va a significar algo loto cáelo diferente de lo que 26. NHD, 226. Esta cita es le «Hegel y el problema metafísico», publicado en 1933, pero que data de una conferencia pronunciada en Madrid en 1931. 27. NHD, 225. Frase repetida textualmente en un prólogo de 1935: NHD, 145.
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